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martes, 22 de enero de 2019

Onofri Wines, pequeños productores, gran corazón.

Mariana Onofri y Adán Giangiulio

Protagonistas de una nueva mirada en el vino argentino

Una mañana de mayo salimos muy temprano del hotel y luego de andar un buen rato la combi entró por la calle de tierra de una finca ubicada a un kilómetro del río Mendoza, en la localidad de Lavalle. Allí tuvimos una cálida recepción por parte de la pareja conformada por Mariana Onofri y Adán Giangiulio, ella Sommelier y él viticultor, quienes además estaban acompañados por sus padres, lo que le daba a ese encuentro mañanero un lindo tono familiar. 

Luego de una interesante carrera laboral que incluye un paso por Chateau La Violette en Pomerol, Francia, Sommelier en La Bourgogne en Punta del Este y, desde 2009, Directora de Vinos en The Vines of Mendoza, supervisando los planes de vinificación de los propietarios de viñedos y el diseño personalizado del vino, Mariana Onofri se decidió a lanzar su propia marca de vinos: Onofri Wines. En esta visita conocíamos finalmente las tierras donde maduran las uvas de sus particulares vinos.

Compraron estas tierras en 2007, son suelos arenosos, franco arenosos y arcillosos con sedimentos finos depositados por el río en sus distintos cursos a medida que se va bloqueando por esos mismos sedimentos. En esta zona hay menos agua que en Maipú o Lujan. Es sabido que el agua que baja de la cordillera se contiene y almacena en el Dique Potrerillos y se deriva más abajo en el Dique Cipolleti hacia el canal San Martín que riega hasta el norte de San Martin y Lavalle.

El agua en estas zonas desérticas significa vida, es indispensable para generar todo el verde, pero se recibe apenas cada 15 o 20 días y hay que ser muy eficiente para poder regar, a veces teniendo que tomar elecciones, porque no alcanza para todo.
Siendo productores pequeños, con 13 hectáreas de las cuales solo 7,5 están plantadas, aun riegan por manto ya que la inversión en riego por goteo es una meta muy dificultosa en lo económico, pero el agua que reciben no alcanza y los obligará a invertir en ello.

Estamos al borde del oasis norte, que es una zona muy productiva. Cuenta el padre de Mariana que llegó a sacar 700 quintales por hectárea en estas fértiles tierras.
Parral de Bonarda de 25 años
Acerca de la decisión de elaborar sus propios vinos, Adán señala: "Hasta 2015 vendíamos la uva y nos cansamos de regalarla". Tienen parrales de 25 años y hay una parte de 1940. 
En 2007 cuando compraron la finca había Tempranillo, Bonarda, Pedro Ximénez y Criolla Cereza. Pero como resultado de la experiencia de Onofri en The Vines -donde aprendió a trabajar con gran variedad de cepas- comenzaron a probar injertando sobre la Cereza otras variedades con material proveniente de The Vines, como Teroldego, Monastrell, Carignan, Marsanne y Roussane.

La esencia está en que se animan a experimentar "En Argentina no hay leyes que nos prohíban hacer cosas nuevas, es arriesgarse y ¡ojo! eso cuesta plata, pero puede llevar a cosas nuevas", expresan.

Aún el Tempranillo, el Pedro Ximénez y la Bonarda son la base de la finca y por ende los vinos de Onofri Wines van a la línea Almas Gemelas. Pero no se quedan en ello y avanzan con pruebas que van hacia vinos desnudos, de muy pocas botellas.

Es un proyecto que recomiendo para aquellos que gustan de aprender y de ver como nuestras tierras pueden dar vinos distritos con las uvas de siempre (caso del Pedro Ximénez) o vinos distintos con nuevas cepas plantadas en las tierras de siempre, del oasis norte.
Nota: las botellas utilizados para contener las muestras no necesariamente pertenecen a Onofri Wines

Pedro Ximénez 2018

Elaborado un 80% tanque y un 20% en pileta. Arranca con una nariz muy tímida y un sabor muy tenue. Es un juguito fresco y ácido, refrescante. Mariana cuenta que luego de un paso por barrica de cuarto uso todo se potencia más, tanto el aroma como el sabor; porque el PX es una variedad que necesita que se la "despierte".

 

Mourvedre rosado 2018

Arrancan aclarando que si el rosado se hace separando mosto de un tinto, claramente no fue pensado como rosado; pero que si se hace pensado como tal, se cosecha la uva más temprana. "El rosado es muy complicado en la nariz porque se reduce muy fácilmente. La reducción es una protección, lo que hay que lograr es que no se pase a la boca".

Este vino se cosechó también en la segunda flor (fin de marzo), lo que le otorgó muy buena acidez. Solo se lo dejó dos horas con las pieles, se lo pisó a pié y se lo pasó a barrica neutra utilizando jarritas. Todos estos varietales van a la línea Alma Gemela. En la degustación, sigue tenue de aromas y en boca es un poco más expresivo.

Monastrell - Bonarda 2018

El Monastrell se cosechó para tinto y se cofermentó con Bonarda. Presenta una nariz más abierta que los blancos y los rosados. Lindo color rojo rubí clarito. Es casi un rosado, buen final para lo que impresiona al principio, corto pero impactante y apenas astringente.

Carignan 2018

Nariz apagada, boca algo ahumada, taninos más presentes y astringentes.

Tempranillo 2018

Variedad con mucho tanino "rusticón" que se ablanda con mayor tiempo en botella que el que se necesita para la Bonarda, por ejemplo. Fue cosechado el 10 de febrero, antes que el Pedro Ximénez. Posee una linda nariz, frutada.
Como estamos catando muestras, Mariana aclara: "Hay que dimensionar lo importante que es la guarda en botella". Debido a la demora propia para escribir esta nota, seguramente ya podes conseguir los vinos en las vinotecas y hacer tu propia experiencia.

Zenith Nadir

El cierre de la visita fue a pura fiesta, con jamón crudo y salame caseros, arrope de vino y las clásicas sopaipillas (tortas fritas mendocinas) elaboradas in situ sobre las brasas, que acompañamos con los vinos Zenith Nadir.

Zenith es el punto vertical más alto de la esfera celestial y Nadir el más profundo. Con este nombre quiso Mariana representar el estilo que dice buscar con estos vinos: verticalidad y profundidad. Es un blend de 70% Malbec, 10% Merlot, 10% Cabernet Franc y 10% Tempranillo.

Cerramos esta nota contando lo que se viene: además de los Alma Gemela y los Zentih Nadir esperan lanzar una nueva línea que se llamará Alma Chacayes. Como a todos los vinos de estos pequeños productores de gran corazón, los estaremos esperando con ansias.

Nota del colega Nicolas Orsini Blog


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