Acceder a una bodega transitando
por el lecho empedrado de un río seco no es una experiencia común, los álamos
que bordean el “camino” ya estaban amarillentos por la llegada de los primeros
fríos del otoño y crecía la expectativa por la visita a la “nueva” bodega de
Gen del Alma, ubicada en El Peral a unos 5 km al oeste de la ciudad de
Tupungato. Al llegar a destino llama la
atención el cartel decorado con el tradicional fileteado porteño y un nombre original
para una bodega: “La Milonguita”.
Allí nos recibieron Andrea Mufatto, Juan Pablo y Gerardo Michelini y enseguida nos sacaron de la duda. Se trata de una antigua bodega cuya construcción data de 1952 (aunque recién fue habilitada por el INV en 1967). “Estaba inactiva, la alquilamos y la hemos vuelto a poner en marcha, con mucho ingenio, buscando soluciones a cada problema, un poco a lo Minguito Tinguitela” (personaje famoso de la TV interpretado por el actor Juan Carlos Altavista entre las décadas del sesenta y del ochenta, que tenía una vieja camioneta Chevrolet Campeón 1928, a la que llamaba la Santa Milonguita).
Hoy la bodega se ha convertido en un “centro de reunión de enólogos” en el cual participan, además de los Michelini (también Matías y Manuel), Cristian Morelli, Rodrigo Reina (Viña Los Chokos), Enrique Sack (2 KM) y Marcelo Franchetti (Vinilo). “Cada uno da rienda suelta a su locura y de ese caos – con mucha cabeza – salen cosas que suelen ser confrontadas por un panel de cata de cinco o seis enólogos”.
El desafío, dicen, es “volver al pasado”. Por ejemplo al haber reciclado una prensa hidráulica de 50 años, descubrieron que tenía poca fuerza, pero que por otro lado el prensado es muy suave. Recuperaron una vieja bomba y usan las piletas de cemento que poseen grandes bocas superiores cuyas tapas es necesario sellar con cebo cuando se trabaja la maceración carbónica para que no se escapen los gases, proceso que lleva una hora para poder cerrarlas artesanalmente con masilla. Cuentan con un subsuelo con achiques para que el rendimiento caiga por gravedad a las grandes piletas de abajo.
Gerardo dice: “los Miche nacimos con el uso de la
tecnología, y esto nos hace aprender a trabajar ante la adversidad, pero
buscando extrema calidad”.
Para Cristian Morelli, enólogo
que colabora con los Michelini y produce sus vinos Refrán y Caliche en esta
bodega, es un desafío: “Cuando no tenés
todas las comodidades vas arriesgando, con la idea de cada uno, viendo hacia
dónde queremos llegar”.
Gerardo continúa: “Con Andrea vimos cómo en El Bierzo (España) todo se fermentaba en madera y con raspón, así que empezamos a buscar en Argentina y conseguimos comprar antiguas cubas de 1932 y localizar a artesanos toneleros que las restauraron”.
“En ellas hicimos racimo entero, pisado, pusimos 85% de Malbec, más un Merlot de unas cuatro hectáreas de Gualtallary que quieren levantar, Semillón y Cabernet Sauvignon. Como resultado estamos logrando lo que buscamos, un Malbec de taninos secos, cuando lo normal es que el Malbec tenga taninos dulces”.
La bodega es un compacto muestrario
de distintos tipos de recipientes para la elaboración, porque además de las
piletas, tanques de acero inoxidable y las cubas de madera, también se ven tanques plásticos, ánforas,
muchos huevos de cemento y hasta una cuba esférica de material.
La falta de espacio para las
barricas (los vinos que elaboraba la bodega en los 70 no la necesitaban) se
solucionó primero colocando barricas en los techos de las piletas y cuando este
espacio se acabó, abriendo un boquete en una de las piletas del subsuelo que
ahora se utiliza como sala de barricas, con la ventaja de estar completamente a
oscuras y con buena aislación térmica por las gruesas paredes de mampostería.
Sobre la cosecha 2016 comentan: “fue un año especialmente complicado por las
dificultades que planteó el clima, por las plagas, pero a la vez la calidad es
muchísima dado que la maduración se produjo lentamente lo cual es la panacea
para nuestro estilo de vinos”, que
son más frescos y con buena acidez.
Los vinos
Ante todo una aclaración, pido
disculpas si las notas de cata de los vinos no son muy prolijas, pero entiéndase
que éramos un grupo numeroso (24 personas) catando al principio directamente de
las cubas y piletas y luego en el mismo patio de la bodega las muestras que Andrea
Muffato, Gerardo Michelini, Cristian Morelli y Marcelo Franchetti trajeron para la ocasión, con lo cual no resultaba fácil catar, escribir, escuchar
a los enólogos comentar sus vinos, tomar nota, vaciar y enjuagar la copa y además
sacar fotos, todo al mismo tiempo. Lo bueno es que aquellos que siguen a estos
enólogos pueden tener una idea de lo que viene y como fue hecho.
Aun los fans de los Michelini saben que no es fácil estar al tanto de todas sus etiquetas, más allá de
algunas que se mantienen con regularidad, siempre están innovando,
experimentando y sacando cosas nuevas. Están haciendo muchas micro-vinificaciones
en barrica, por ejemplo una de moscatel y criollas de Tupungato, provenientes de
un parral muy viejo.
Superlógico: "40% Malbec, 15%
Syrah, y agregados de Cabernet Sauvignon, Cabernet Franc, Malvasía, Semillón y
pieles de Sauvignon Blanc. Casi no se remontó, solo una vez durante 4 días,
para mojar. Todo con uvas de El Peral, que representa al lugar, a la gente. Va
a ir una parte a huevo y otra a barrica vieja. Esperan lanzarlo en octubre. Son
unos 13.000 litros. El vino tinto del barrio" lo define Gerardo.
Eiti Leda: es un blend de 85%
Malbec, 10% Cabernet Sauvignon y 5% Semillón que pasó un año por barrica
francesa vieja luego de ser fermentado en huevo, y con raspón, sin haberle
realizado siquiera un pisón. Un vino que promete mucho, para seguirlo.
Ji Ji Ji 2016. 50% Pinot Noir de
Tupungato Vineyard y 50% Malbec de San José de una viña de 80 años que se
introdujo con raspón, pasó por maceración carbónica durante 40 días para luego fermentar. Tiene mucha fruta y
muy buena estructura.
Ji Ji Ji Blanco 2016. Elaborado con uva
Chenin, para darle más peso en boca, se cosechó en varias etapas con un inicio de
6°C de alcohol proyectado y apenas 13°C la última, quedando en un promedio de
10,5°C. Pura frescura.
Marcelo Franchetti llegó con su Vinilo Ruido Rojo y Andrea Muffato nos acompañó durante todo el día junto a su esposo Gerardo. Solo faltó Manuel, el hijo mayor de ambos, que es el artífice de los Plop!
Lamentablemente el tiempo apremiaba, haba que partir hacia SuperUco, la otra bodega de los Michelini (nota) y muchos de los vinos de Gen del Alma quedaron sin descorchar. Pero seguramente pronto los tendremos en la Feria que organiza su distribuidor, Ozono Drinks.
Fotos tomadas por El ángel del vino
¡Qué locura estar allí!
ResponderEliminarImposible seguirle el paso a toda esta gente.
Muy buena nota,
Abrazo
Gran nota Angel, es verdad que era muy dificil tener registro de todo. Un placer haber compartido el viaje con vos. Abrazo!
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