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lunes, 12 de noviembre de 2018

Bodega Zorzal, despliega sus alas en Valle de Uco

Bodega Zorzal

Sesenta hectáreas, bien arriba en el Valle de Uco 

A 1.350 metros sobre el nivel del mar, con sectores de suelos de arena en un 98% y carbonato de calcio, en Gualtallary. Allí es donde Juan Pablo Michelini y Noelia Juri despliegan sus alas y crean los vinos de Zorzal.

"Todo Gualtallary es suelo mineral. Suelo pedregoso con piedras pequeñas, nos arriesgamos a plantar en la zona de suelos arenosos y tuvimos la sorpresa de obtener el vino más mineral" cuenta Juampi, como todos lo conocen en el mundo del vino.
"Estos suelos no tienen nutrición, la planta cree que esa semilla va a caer y no va a crecer, ve que el suelo es pobre y refuerza la piel para darle fuerza y proteger esa semilla", ese es el proceso que hace fuertes las uvas de "Gualta". 
La historia de Bodega Zorzal comienza en 2005, cuando uno de los hermanos, Matías Michelini era el enólogo de Finca Sophenia y Juan Pablo se desempeñaba en Wine Valley (de la familia Millan), una bodega de 15 millones de litros en la que elaboraba para varias de las bodegas grandes e interactuaba con ellas como enólogo. 

En ese momento uno de los cuatro hermanos, Gerardo, vuelve junto a su esposa Andrea Muffato de vivir en España (es contador y se había ido en la crisis del 2001) y Matías lo trae a Gualtallary. Buscan inversores, se asocian a unos canadienses, y a fines de 2007 se compra este campo, para finalmente construir la bodega en 2008.
Rememora Juampi: "Pero no pudimos esperar y la primera añada se hizo en Finca Sophenia. La intención fue hacer vinos no por protocolo (como los de antes, súper concentrados y con mucha madera) sino hacer lo que a nosotros nos parecía: un porcentaje sin levadura, otro porcentaje con levaduras seleccionadas... empezamos a desmontar y encontrar piedras blancas y pensábamos ¿dónde nos metimos?, esto es salitre... Los primeros acá arriba fueron Catena Zapata y Freixenet, y después nosotros".
"Empezamos a decidir en base a la degustación, no son vinos naturales, pero están hechos con la menor intervención y agregado de insumos posible, en bodega primero y luego también se lo pedimos a los productores que nos venden uva. ¡Cuando vieron que gastaban menos dinero en productos y llegaban a obtener más uva! Es que a cada lugar hay que interpretarlo" aclara.

Y no podía faltar que nos cuente la historia de los huevos: "En 2012, en un viaje a Francia, descubrimos los huevos de cemento y los vinos que surgían de ellos. Cuando averiguamos acá descubrimos que Noemía y Michel Rolland en Clos de los Siete ya los tenían, pero la diferencia es que esos mismos vinos, hechos en huevo, terminaban en barricas".
"Nosotros, por lo que descubrimos en Francia, nos convencimos que los vinos criados en huevo eran maravillosos y decidimos mandar a construir los huevos acá mismo, ya que traerlos de Francia era muy oneroso. Probamos mucho, elaboramos un Malbec del mismo día de cosecha en: huevo, pileta, acero, ánforas, etc. para ver que salía. Luego nos juntamos con un grupo de enólogos entre los que estaban Alejandro Vigil, Sebastián Zuccardi, Edy del Popolo, David Bonomi y catamos todo a ciegas para que cada uno opinara. Todos eligieron la copa cuatro, con adjetivos de: es distinto, es raro, carácter fuerte, tiza... y era el hecho en huevo. Lo dejamos allí hasta embotellar y salió la línea Eggo".

A fin de lograr vinos naturales de altísima calidad, la bodega fue diseñada en cuatro niveles para transportar uvas y vinos por gravedad, con el uso mínimo de bombas.

Tampoco podemos obviar que Juampi está elaborando vinos bajo velo de flor (hongo que se forma en la superficie expuesta al aire dentro de la barrica), así que mientras lo probábamos nos contó:
"Bonomi me explicó como hizo el Volare. Hay mucha colaboración entre enólogos y es una de las razones por las que en tan poco tiempo se ha disparado el vino argentino en el mundo. Los proyectos chicos sirven de inspiración a los grandes".
Los vinos la gama alta ya son de autor, no tanto del suelo, sino más de la crianza, van más allá del terroir, pasan más por la decisión de a qué vasija, o una mezcla de añadas.


De la finca propia, saldrá a fin de año una novedad: "el Barba" en referencia a mi propia barba y a Dios, proque es único lo que nos pasó con este vino. Se llamará "El Barba Arena".
"La barrica que compramos en Zorzal es siempre nueva, no usada, porque creo que una barrica usada trae su propia historia y eso no lo quiero. Vamos yendo más a las barricas de 500 litros y estamos comprando barricas nuevas, las lavo con vino de media o baja calidad y les quito el tanino fuerte (proceso que lleva un mes)"

Hasta aquí los conceptos que definen a Bodega Zorzal contados por su protagonista, y claro que vamos a hablar también de sus vinos, pero eso será en nuestra próxima nota.



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