Bodega Santa Julia, los viñedos de la histórica Finca Santa Rosa

Recorrimos esta histórica finca con el equipo agronómico de Santa Julia

Continuando la serie de notas sobre la visita a las fincas de Bodega Santa Julia, aquí nos explayaremos sobre la finca Santa Rosa, donde a Edgardo Cónsoli (que nos había acompañado en Finca Maipú) se sumó Bernardo Nerviani, Responsable de ambas fincas, quien tiene ya nueve años de antigüedad en la empresa.

"Esta finca ya se viene trabajando desde hace 46 años, tiene mucha historia y una cultura de trabajo, pero necesita renovarse mucho. Aproximadamente renovamos 35 hectáreas por año, lo que representa un 6 a 7% de su superficie total. Para mantenerla trabajan de 200 a 250 personas", nos cuenta Bernardo, apenas llegamos, para que tomemos idea de lo extenso de la finca y la magnitud de trabajos que se requieren para mantenerla y crecer.

Edgardo Cónsoli, Jefe de Agronomía de Santa Julia y Familia Zuccardi

Con ellos, pasamos a la oficina de ingenieros y capataces, que tiene una larga mesa en el centro y las paredes tapizadas con información, tablas con planes y datos sobre pulverizaciones, riegos, heladas, etc. “Es un tablero de manejo de la finca, que es muy grande, por lo cual hay que ordenarse muy bien”, explica Cónsoli (foto izquierda, abajo).

Son 106 cuarteles, en un área de 530 hectáreas, de las cuales 130 están certificadas orgánicas (y otras 170 hectáreas más, también lo están en Finca Maipú).

"Por ejemplo, hoy se deben estar realizando más de 50 diferentes tareas en la finca. Cada capataz tiene sus programas de trabajo reglamentados con formularios bajo Normas ISO", dice Cónsoli; y más tarde lo verificaremos al recorrer la finca (moviéndonos en vehículos, porque es enorme), al ver aquí y allá operarios efectuando distinto tipo de tareas.

La estructura de personal cuenta con: el responsable de finca, tres capataces (muy antiguos y con mucha experiencia), cada uno de los cuales tiene 5 encargados y cada encargado maneja a su vez con 10 a 12 ayudantes. 

Las hectáreas no certificadas también se manejan con el mismo sistema fitosanitario, por ejemplo, el oídio y la peronóspera se tratan con sulfato de azufre, que es un producto orgánico de la zona. "En esta finca se consumen 5 a 6 mil toneladas de compost al año, pero no todo es orgánico ya que aún se aplican herbicidas y fertilizantes químicos en parte de la superficie", aclaran.

Las principales cepas plantadas en finca Santa Rosa son: Chardonnay (más de 50 hectáreas que se usan para bases de espumantes y se cosechan temprano con poca madurez), Bonarda y Syrah (que se usan para Serie A de Zuccardi), Tempranillo (para el Zuccardi Q) y Ancelotta. También hay bastante Torrontés y Chenin (que se utiliza para el vino dulce, uno de los productos más vendidos de Santa Julia). 

Además, se están plantando clones de Malbec y un poco de Cabernet Sauvignon y Cabernet Franc y están las variedades experimentales del proyecto Innovación (nota aparte).

Los viñedos originales, de hace 46 años, se encuentran plantados en parrales con filas separadas seis metros (foto superior) y una densidad de 1.650 plantas por hectárea. Es que la idea en esa época era ahorrar en postes y alambres, lo que era lógico porque los suelos eran aun vírgenes y potentes. Pero hoy ya no lo son y a las plantas ya les cuesta abarcar toda esa distancia siendo productivas. 

Por eso se agrega actualmente otra hilera en el medio, ubicada a tres metros, pasando a una densidad de 3.300 plantas por hectárea, lo que en definitiva aumenta sustancialmente la cantidad de raíces implantadas en el suelo, para mejorar la nutrición y mejorar la producción (foto siguiente).

La altura del parral, del año 1973, es de 2,05 metros. De este parral salieron los primeros Zuccardi Q y Z. Bernardo nos hace notar que un parral viejo como éste se presenta desparejo, con muchas plantas nuevas reemplazando a aquellas que se debilitaron o enfermaron utilizando el sistema de mugrón, que consiste en enterrar una rama o sarmiento de la vid por el extremo, para que nazca una nueva planta del mismo, la cual mantendrá exactamente la misma genética.

La empresa se encuentra notablemente integrada en forma vertical y muchas de las tareas que normalmente suelen ser contratadas, aquí son realizadas por personal propio, como ser: la colocación de las mallas antigranizo, la instalación y el mantenimiento de los sistemas de riego, el mantenimiento de las máquinas y tractores, etc.

Pudimos recorrer un viñedo recientemente plantado -de tres años- con Ancelotta y Bonarda que es el orgullo de los Ingenieros: están impecables, con plantas firmes, bien crecidas, densificado con plantas que están separadas apenas 0,75 metro entre sí, con una distribución unilateral (una planta se desarrolla para un lado y la siguiente para el otro lado, sin superposición para que no compitan entre ellas), distribuyéndose toda la canopia en un parral parejo. "Es un sistema de conducción planificado y ordenado", acotan Nerviani y Cónsoli.

Siempre buscando cómo mejorar, se contrató un consultor sudafricano que viene dando instrucciones, por ejemplo, implementando un método para realizar la poda utilizando una cañita marcada con medidas, que indican cómo podar; dejando la cantidad de cargadores o pitones donde fue establecido, logrando así una poda homogénea independientemente de las particularidades de cada podador.

Para no extendernos tanto, en próximas notas hablaremos del sistema de riego, la defensa ante heladas y el vivero propio de Santa Julia, no se las pierdan porque se aprende muchísimo del trabajo que hay detrás de cada botella de vino.


Nota 1: Santa Julia #porNaturaleza (lo que hay detrás del vino).
Nota 2: Certificación orgánica de Bodega Santa Julia

Nota 3: Bodega Santa Julia, los viñedos de la histórica Finca Santa Rosa

Nota 4: Bodega Santa Julia ayuda a su comunidad: RSE
Nota 5: Los sistemas de riego en Bodega Santa Julia