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viernes, 12 de julio de 2019

Certificación orgánica de Bodega Santa Julia

Las tres claves de la certificación orgánica del viñedo

Visita a la Finca Maipú de la bodega histórica de Familia Zuccardi 

En el año 1963 el Ing. Alberto Zuccardi comenzó a plantar viñedos en Maipú, Mendoza, para experimentar con un nuevo sistema de riego ideado por él, con base en un método empleado en California. Para ello, adquiere quince hectáreas a Titarelli. Ha pasado más de medio siglo y su familia ha logrado desarrollar una pujante empresa que abarca varias áreas y tres importantes fincas ubicadas en Santa Rosa, Maipú y Valle de Uco.

Nuestra primera visita fue a la Finca Maipú, que cuenta hoy con 400 hectáreas, de las cuales 180 se encuentran plantadas con viñedos y otras 70 con olivos, con los que obtienen las aceitunas que dan lugar a la producción de los afamados aceites de oliva Zuelo y Zuccardi. 

Allí nos encontramos con Edgardo Cónsoli, quien trabaja en la empresa desde hace 20 años y es el ingeniero agrónomo que tiene a cargo todo el manejo agronómico de las tres fincas (tanto de Santa Julia como de Zuccardi), para lo cual cuenta con un equipo de cinco ingenieros y un grupo de hasta 400 personas.
Comenzamos la visita por el viñedo de Malbec de 1994 que está al lado de la Casa del Visitante (el renombrado restaurante de la bodega), en el que los niveles productivos vienen bajando. 

"Estamos en una etapa de renovación de viñedos, llegando a renovar hasta 55 hectáreas al año. Las razones son varias, entre ellas la renovación de plantas por obsolescencia de variedades que ya no resultan comercialmente atractivas. Pero la razón más importante es debido a enfermedades y debilidad de las plantas. Las enfermedades se deben principalmente a hongos de la madera y a virus, pero también a nematodos y filoxera que se encuentran en la tierra, principalmente en aquellas no vírgenes, que están afectando cada vez más. Para evitar estos males se está plantando con porta injerto sobre pie americano que es inmune", de esta manera abrió Cónsoli el encuentro, en lo que sería un exhaustivo recorrido de dos días por los aspectos menos conocidos (al menos para nosotros) de la actividad vitícola.


Las fincas Santa Rosa y Maipú se empezaron a certificar como orgánicas en 1999; abarcando cuatro cuarteles (dos en cada una).
"Llevamos veinte años aprendiendo y nunca terminamos de hacerlo", observa Cónsoli.
El trabajo orgánico y sustentable se basa en dejar todos los recursos que se utilizan (el agua, el suelo, etc.), en igual o mejor condición que cuando se los ha tomado. 
Dentro de lo sustentable, la panacea es el trabajo orgánico, aclara Cónsoli, y agrega que el mismo se basa en tres pilares:
  1. no utilización de herbicidas, realizando un control de malezas mecánico y manual.
  2. no uso de fertilizantes químicos.
  3. no uso de productos de síntesis química en aplicaciones para curar enfermedades del viñedo.
Para certificar se requiere un mínimo de tres años, o dos cosechas, de trabajo orgánico. Entre las dos fincas poseen algo más de 300 hectáreas certificadas como orgánicas (de las mil que poseen en total) y creen ser el productor con mayor superficie de viñedos certificados de la Argentina.

Aclaran que Bodega Santa Julia produce vinos utilizando uvas orgánicas certificadas, lo cual no significa que producen vino orgánico, que requiere otro tipo de certificación de prácticas en la bodega.

Veamos a continuación alguna de las acciones que realizan para cada tema:

1. No utilización de herbicidas, control de malezas mecánico y manual.

Trabajo de hileras: se rastrea el malellón (espacio entre las hileras), se pasa la desorilladora automática que saca el taco de tierra y malezas y se repasa en forma manual con zapa, lo que queda. A los dos o tres meses, con la rastra, se vuelve a generar el taco de tierra y se tapa lo orgánico que quedó de antes.

Antes de septiembre se busca regar y dejar los suelos asentados y húmedos para ayudar a defender el viñedo de la helada.

2. No uso de fertilizantes químicos

La fertilización es necesaria, porque el suelo de Mendoza tiene menos de 1% de materia orgánica (en la pampa húmeda alcanza el 3%). Entre las tareas que se realizan en Santa Julia para realizar un manejo orgánico de los viñedos se encuentra la fertilización incorporando compost y humus de lombriz al suelo y la preparación de verdeos de verano y de invierno. Con ellos, la materia orgánica ayuda a airear y humidificar los suelos.

Para el verdeo de invierno se realiza una cobertura sembrando en otoño un cereal (centeno) y una leguminosa (vicia), además ésta última se mezcla con Nitromax (rhizobium) para facilitar el enraizamiento.
También se realizan verdeos de verano, por ejemplo, el que se hizo para una plantación nueva sembrando sorgo forrajero, el cual creció hasta 3 o 4 metros, y que permite incorporar material orgánico a los suelos.

Compost y humus de lombriz

Luego visitamos la fabricación y depósito de compost y de humus de lombriz. Allí Horacio Laborde, responsable de estos temas y de los parques y jardines de la finca (su foto más abajo), nos explicó cómo se producen ambos.

"El compost tarda cuatro meses en estar listo y hay que tomar precauciones, ya que el proceso generado por los microorganismos al descomponer el material levanta altas temperaturas que pueden llegar a 60 o 70ºC, encendiéndose el material, que comienza emitiendo humo y con el viento puede llegar a prenderse fuego", aclara Laborde.


El compost requiere humedad justa, suficiente agua y aireación, por lo que se lo mueve frecuentemente para mezclar los distintos componentes mediante esta máquina con espadas, arrastrada por un tractor de 100 HP:
"La simbiosis entre las Micorrizas (hongos de la materia orgánica incorporada) y la planta actúa directamente sobre el sistema radicular. Más desarrollado y potente, el sistema radicular permite una mejor asimilación de los elementos nutritivos del suelo y una mejor resistencia al stress hídrico", profundiza Cónsoli,


El sistema de riego por goteo, sumado al uso de tanques de agua con digestores, permite hacer infusiones con compost y con ingreso de oxígeno para que éste se active y luego se riega.
Laborde llama “enmiendas” al humus, y nos explica: "Las lombrices succionan el material, extraen lo que les sirve y luego expulsan el resto: eso es el humus. Lo que interesa es la cantidad de micro organismos que se obtienen, el máximo es 109, pero lo normal aquí es  obtener 104 o 105. Estos micro organismos logran hacer que el suelo libere compuestos orgánicos para que sean absorbidos por las plantas".
El humus tiene algunos compuestos que no tiene el compost (aminoácidos, ácidos húmicos, vitaminas) los cuales, al ser materia más pesada, tardan más en descomponerse en el suelo y ayudan a la nutrición de la planta. 

Comenzando con 100 lombrices, teóricamente, en un año se puede obtener un millón. Utilizan lombrices rojas californianas ya que son más productivas que las grises de acá y se reproducen rápido. Necesitan un medio muy húmedo (por lo que se lo riega seguido) con 80% de agua, conformado con orujo, guano y alperujo (residuo del prensado de la aceituna).

Para retirar el humus y conservar las lombrices, se utiliza una tela media sombra, colocando el material encima y regando, como un colador, hasta que quedan las lombrices solamente.
Tanto el humus como el compost se colocan enterrados cerca de la superficie (solo unos centímetros cubiertos) ya que la naturaleza libera los microorganismos allí, por ejemplo, las micorrizas que se hospedan en la raíz y ayudan a su propagación.

En cada plantación de barbechos (nuevas plantas de vid) además de compost, se coloca medio kilo de humus por planta, en el hoyo donde se va a plantar.
"Lo más difícil de hacer el humus es poder realizar todo lo necesario en el momento adecuado", dice Laborde.

3. No uso de productos de síntesis química en aplicaciones para curar enfermedades del viñedo.

Para curar enfermedades del viñedo como el oídio y la peronóspera, se utilizan productos orgánicos de la zona, como el sulfato de amonio o de cobre.

Una plaga que afectó fuerte en los últimos años fue la polilla lobesia, que se previene a través del método de confusión sexual mediante feromonas (atracción de los machos con el olor de las hembras). 

Las plantas débiles se marcan para ser podadas separadamente, sin contagiar a las que están sanas, limpiando para ello luego las tijeras de poda -dado que los hongos entran por los cortes de la poda- que por ello además se pintan con pasta bordelesa (sulfato de cobre y cal).

Otro tema a considerar, especialmente en un manejo orgánico, es que la planta guarda reservas en el tronco y en las raíces durante el invierno, por eso es muy importante elegir bien el momento de poda.

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Espero que les haya resultado interesante esta nota sobre el manejo orgánico de los viñedos que realiza Santa Julia. Todavía la certificación orgánica no esta tan difundida en la vitivinicultura argentina pero seguramente, a medida que los mercados externos lo demanden, se volverá muy importante para poder exportar.

No te pierdas las otras notas sobre la visita a Finca Santa Rosa.

Nota 1Santa Julia #porNaturaleza (lo que hay detrás del vino).
Nota 2: Certificación orgánica de Bodega Santa Julia
Nota 3Bodega Santa Julia, los viñedos de la histórica Finca Santa Rosa
Nota 4Bodega Santa Julia ayuda a su comunidad: RSE
Nota 5Los sistemas de riego en Bodega Santa Julia






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