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lunes, 7 de agosto de 2023

Bodega Los Dragones

Bodega Los Dragones

Un ejemplo de desarrollo en Calingasta

La historia de Bodega Los Dragones no está, curiosamente, protagonizada por un enólogo o un ingeniero agrónomo sino por un andinista. Y justamente ese cambio de óptica puede redundar en un enfoque distinto.

Se trata del "Vasco" Andrés Biscaisaque, amante y practicante del andinismo, y eso fue justamente lo que lo atrajo a Barreal, adonde llegó tentado a escalar muchas de las cumbres aun vírgenes que cuenta esta zona de la cordillera. En esa actividad conoció a un andinista local: Pancho Bugallo (de Bodega Cara Sur) a quien luego siguió en sus pasos por el camino del vino.

"En el 2014 me llevé uva en camioneta de Barreal a Burzaco, en la Provincia de Buenos Aires, donde hice el primer vino, llamado Alfil. En 2015 me mudé acá y empecé esto con mis hermanos" nos cuenta, con sencillez, parado en medio de una bodega que no deja de ser "grande" para la zona y que han inaugurado no hace tanto tiempo.

"En 2019 compramos esta finca y realizamos las primeras plantaciones. Fue todo impensado, escalonado y movido por la pasión ya que no pensaba vivir de esto, pero nos fue yendo bien y construimos la bodega".

Desde 2020 que las uvas que vendimian las obtienen de los viñedos plantados de alrededor de la nueva bodega y la elaboración en ella empezó en 2022/2023. "Para mí no es sólo un proyecto comercial, cambié mi vida y le dediqué todo a esto. Hago la agronomía, la enología, las etiquetas, todo" detalla con entusiasmo, mientras vamos caminando por los viñedos, bajo el sol del Valle de Calingasta.

La relación con el andinismo influyó también en el nombre de la bodega y lo fue a través de una historia muy particular: por unas cabras que en una de esas excursiones a las altas cumbres los siguieron y acompañaron durante tres o cuatro días y que hasta tuvieron que cargar en andas ellos mismos en las zonas más difíciles del recorrido. Cuenta el vasco que: "como esas cabritas se parecen a pequeños dragones, de allí salió el nombre de la bodega".

A su vez: "los nombres de los vinos son los de las montañas de la cordillera a las cuales hicimos las primeras ascensiones y que, al ser vírgenes (no escaladas previamente por otro ser humano) no tenían nombres y fuimos poniéndolos nosotros. Alfil fue por la forma de uno de los picos que escalamos y por cómo se presenta la nieve en ese cerro, que de un lado se ve blanco y del otro negro, sumado a que llevábamos durante la expedición un ajedrez magnético, por lo que estábamos seteados en eso".

Recorrer la parcela que llaman El Pedrazal sirvió para darnos cuenta de la apertura mental y sin preconceptos, con que encararon el desafío: en 2019 se animaron a plantar la primera Garnacha en San Juan, sobre pie Paulsen. "La plantamos con sistema de conducción Gobelet porque la Garnacha es muy productiva y sirve para limitar su producción, además es súper erguida, por lo que es su forma natural para ir para arriba".

El manejo del viñedo se realiza sin herbicidas ni químicos, porque toda la humedad que viene del Pacífico se frena en la precordillera y en la cordillera. El valle, a 1.650 metros sobre el nivel del mar, es como una gran cuna donde hay sequedad y mucha sanidad. "Acá ser orgánico es una decisión ciento por ciento racional, no tiene sentido meter químicos" afirma Andrés, y no hace falta más que mirar el paisaje y los viñedos para entenderlo. "Se fertiliza con guano, pero como el agua viene cargada con limo y arcilla, eso también fertiliza", añade.

Las parcelas no son cuadradas, sino que siguen la geografía del suelo y además se dejan espacios para que permanezca y crezca la flora local, lo que da carácter y ayuda a la vida; insectos fundamentalmente y a que las hormigas (en parte) se queden ahí. Entre la vegetación nativa llaman la atención las plantas de Chill Chill (conocido como Huacatay en Mendoza).

Este sector fue lecho de río, que trajo rocas ígneas transportadas por el Río de Los Patos. El otro río del valle es el Castaño que junto al Río Los Patos vienen bajando hacia Calingasta, luego se juntan y forman el río San Juan (con el aporte también del Río Calingasta, que es más pequeño). Algo especial es que las arcillas tienen carbonato de calcio, traído por los aluviones con lodo que caracterizan el lugar y hasta le dan su nombre de Barreal. El desnivel del valle es de aproximadamente 300 m en total y la finca se encuentra a casi 1.700 m de altura, a la salida del pueblo, en la que para el vasco es la mejor zona para plantar.

Un dato curioso es que la parcela del Malbec se llama "Las Mareadas": el sentido del humor y nivel de autocrítica del vasco se observa en el detalle, ya que esta parcela se llama así porque al ser la primera que plantó y no tener experiencia agronómica, le quedó bastante irregular. Fue plantada en 2019 y se ve a simple vista en comparación el mayor vigor de la Garnacha frente al Malbec. En otro sector plantó Criolla Chica en Gobelet, Cabernet Franc, Torrontés Sanjuanino y Syrah. Proyecta plantar más Garnacha y Syrah.

La nueva bodega Los Dragones

Biscaisaque nos explica que "la bodega es amplia y cómoda de trabajar, muy aislada para el calor del verano, logramos que ninguna fermentación se vaya arriba de 28°". Hay diez huevos de cemento, seis piletas de hormigón armado de 224 hl, sólo dos tanquecitos de acero inoxidable y unos doce barricones de 500 litros que se usan principalmente para el vino blanco, "porque acá la uva es tánica, por ejemplo, el Torrontés Sanjuanino es más parecido a un Semillón, por eso creo que la madera les va bien" justifica. El Malbec en cambio solo lleva un 10% de barrica.

"Fermento con levaduras nativas, fermentaciones largas y muy poco extractivas, para ganar complejidad. La crianza se realiza en las piletas o en las barricas. Hacemos pocos movimientos, un solo remontaje y después me manejo con baldecitos y pisando al estilo Borgoña, algo que puedo hacer, porque son sólo 30 mil botellas". 

Los vinos de Bodega Los Dragones son una selección de varietales y fincas que se elaboran de una manera particular para cada una, buscando reflejar su singularidad. "Cada etiqueta busca mostrar con precisión lo que sentimos cuando probamos las uvas y caminamos los viñedos del Valle", pero de ellos hablaremos en detalle en la próxima nota llamada "Los vinos de Bodega Los Dragones".

Destacamos a Bodega Los Dragones como una de las más bonitas y mejor preparadas para ir recibiendo al turismo en la zona, a tal punto que recientemente el Consejo Profesional y el Centro de Enólogos de San Juan otorgó a Andrés “Vasco” Biscaisaque el Premio Juan Graffigna por su apuesta al desarrollo del nuevo valle sanjuanino de Calingasta. 

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