Asistimos al lanzamiento de los vinos de Victoria Brond
En la última semana de abril se lanzó en Buenos Aires “Guardianes de la Naturaleza”, un nuevo proyecto vitivinícola que tiene el foco puesto en el cuidado del medioambiente y respeto por los procesos naturales.
Recién después de esa experiencia, que nos puso en un nivel de conciencia distinto y ayudó a relajarnos de las vibraciones de la gran ciudad, pasamos a su nuevo y personal proyecto: Guardianes de la Naturaleza.
El nombre ya lo dice todo, porque esta salida de la zona de confort que le proporcionaba el sueldo fijo de una bodega para lanzarse a emprender, ha sido muy meditada y no pivotea solo en los aspectos comerciales y productivos del vino. Un guardián es una persona que guarda algo y cuida de ello y, para Victoria, su propio lanzamiento como emprendedora debía sumar además un homenaje a todos los productores que resguardaron los lugares y cuidaron de ellos generación tras generación.
"Somos un proyecto vitivinícola enfocado en la puesta en valor de lugares y su gente a través de la herramienta uva y vino. Nos dedicamos a la producción de uvas y vinos orgánicos y biodinámicos, recorriendo el camino del autoconocimiento e intentando a cada paso dejar un lugar mejor, siempre enfocados en una mirada sostenible".
"Trabajar por los sueños propios, salir de la zona de confort, ganando libertades para poder hacer estos vinos que no los podía hacer en otra estructura no propia. Obvio que Alpamanta me apasionó y estoy muy agradecida de lo que aprendí, pero habías cosas de este estilo que allí no podría hacer", expresó Victoria, ganándose la admiración de la mayor parte de los asistentes.
Y si bien en mi caso, por otras obligaciones laborales que me impidieron estar durante el almuerzo y la presentación de los vinos, me quedé con las ganas de probarlos, puedo adelantarles que los Guardianes de Victoria Brond incluyen (por ahora) ocho vinos orgánicos y algunos biodinámicos, provenientes las uvas de lugares muy especiales, de agricultura campesina, como la Bonarda de Jocolí, en el desierto de Lavalle al norte de la provincia (un lugar con aguas termales llamado Baños Colorados), el Chenin y la Criolla grande orgánicos de parrales viejos y el Sangiovese de Rivadavia, en la zona del este mendocino.
"Hay algo en el mensaje de lo que hacemos, que la gente se identifica, una luz de esperanza: hacer lo que deseamos. Nos preguntamos a veces ¿Cómo va a ser el vino en el futuro? Y yo creo que un factor importante es la sustentabilidad, algo más grande que yo, que pueda dejar a través de los vinos".
Trabajando los suelos sin roturación, ni compactación, con biodiversidad vegetal, tomando el primer y segundo racimo, etc. pero lo que me hace sentido, más que los suelos, las plantas, los animales, son las personas, las alianzas, el valor en la finca, el productor primario. Hoy es mundo lleno de egos, cosa que no va a importar mucho en el futuro. Por eso Guardianes intenta que esta fuente de trabajo tan noble sea parte de un propósito más grande.
Antes de irme pude apreciar las etiquetas, que sin haberle consultado a Victoria Brond los motivos de su diseño, me animo a interpretar como un fiel reflejo de su personalidad y sus intenciones: un rectángulo en blanco, que parece querer decir "lo importante no soy yo, lo importante es el contenido y de dónde viene", con apenas un logo en el sector inferior derecho que representa las alas con las que se dispuso a animarse a volar en este, su nuevo proyecto. Toda la información del vino se puede ver en las contraetiquetas.
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