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miércoles, 4 de octubre de 2023

Homo Felix: vino feliz, hombre feliz

Homo Felix: la felicidad de hacer vinos 

El vino te atrapa. Una vez que una pizca de curiosidad te hace comenzar a indagar en el mundo del vino, la suerte suele estar echada, porque una cosa lleva a la otra y en poco tiempo estas explorando distintos aromas, sabores, cepas y geografías.

Por eso no es nada raro encontrarse con personas que, ya de grandes, invierten en un proyecto relacionado al vino, aún sin haber tenido lazos o raíces familiares que los induzcan. Muchas de las bodegas nuevas que se han creado en los últimos años pertenecen a empresarios o emprendedores que antes solo conocían el rubro del vino como consumidores, más o menos sofisticados, del mismo. Pero en algún momento caen bajo su influjo y sueñan con hacer los vinos propios. Y "cuando el sueño de un hombre se ajusta a un proyecto posible, lo realiza feliz", como expresa el protagonista de esta nota: Patricio Eppinger.

Para contarnos su proyecto, Patricio invitó a cenar y conocer sus vinos a un pequeño grupo de los Argentina Wine Bloggers. En su hogar, ubicado en un piso alto del icónico Edificio Kavanagh, donde no solo hablamos de vinos sino que también fuimos testigos de las impactantes vistas de la ciudad de Buenos Aires y de su pasión e interés por la literatura, la filosofía y la fotografía artística.

Eppinger transcurrió más de quince años de estudio, trabajo y hasta un año sabático por distintas ciudades y países del mundo (vivió nueve años en Nueva York, dos en Londres, uno en la India y cinco en México). Durante ese período trabajó en el desarrollo de software offshore, llegando a liderar el área de Inteligencia de Negocios y Sistemas de Información Geográfica (GIS) en Qualita de México. También hizo experiencias en marketing y publicidad, habiendo trabajado en Estados Unidos con marcas como Guiness, HBO y Cartier. Finalmente decidió regresar a la Argentina, trayendo consigo un conocimiento amplio del vino, ganado como consumidor en lugares donde se consumen y ofrecen vinos de todas partes del planeta.

Al regresar le proponen aplicar sus conocimientos en marketing al negocio del vino y conforma una Consultora llamada Wine Idea que da apoyo profesional y personalizado a proyectos vitivinícolas, para potenciarlos. Sus servicios incluyeron la asunción de responsabilidades operativas en la dirección y administración de varias empresas del rubro.

Pero vamos por partes, Patricio pisó Mendoza por primera vez en el año 2005 y quedó hechizado, a tal punto que en el 2008 apostó a una siguiente etapa dentro de esta pasión: "hacer vinos de la más alta calidad, que hablaran del terruño, de la añada y, sobre todo, que dieran cuenta de esa relación íntima en la que conviven planta, suelo y clima, desde la poda hasta la cosecha". Supo que, haciendo vinos, iba a ser un hombre feliz: había nacido Homo Felix, su propio proyecto bodeguero.

Para sus vinos utilizan las mejores uvas provenientes de algunas de las regiones más destacadas de Mendoza como Agrelo, Gualtallary y Los Chacayes.  Con ellas elabora cuatro etiquetas: un Malbec, un Cabernet Sauvignon, un Chardonnay y el histórico Gran Corte.

El concepto Homo Félix

Tienen una finca propia llamada Mirador del Oeste, ubicada en la parte alta de Agrelo, a 1050 msnm (ubicada al lado de Finca Decero) que se plantó en 2013 con 39 hectáreas de las 46 que posee la finca. Los suelos son aluvionales, de textura y composición franco a franco arcillosa, profundos, que retienen un poco más la humedad y les aportan a los vinos taninos redondos, dulces y buena estructura, características que se manejan con el punto de cosecha.

Para Homo Félix se seleccionan los polígonos que más les gustan y el resto de la uva se vende a grandes bodegas como Las Perdices, Zuccardi y, desde este año, también Viña Cobos, con quienes están trabajando de común acuerdo la parcela elegida del viñedo. 

Cuándo empezó, Patricio se preguntó ¿Cómo hago para diferenciarme? y la respuesta que le vino a la mente fue “con las personas que componen el equipo y yo como líder”. Por eso, Homo Felix está respaldado por un excelente equipo de profesionales: Bernardo Bossi Bonilla (a quien conoció en la etapa que fue gerente general de Bodega Casarena) es el enólogo desde 2018 y en los inicios lo fue Marcelo Pelleritti; Marcelo Canatella como agrónomo y María Eugenia del Barco responsable de Marketing y Comercial. 

"De 2015 al 2017 hicimos modificaciones sutiles en los vinos, pequeñas diferencias en la crianza, con la cual se logra complejidad y en la 2018 adelantamos la cosecha dos o tres días (no más porque los brix tienen que estar a punto, aclara) para darle más tensión al vino, tener mayor bebebilidad y fluidez buscando hacerlos más gastronómicos, que pudieran tener mayor flexibilidad de acompañar gastronomías en distintas circunstancias. Estamos muy contentos con lo que vino después". 

"Durante la fermentación se fija la onda del vino, pero luego viene el trabajo de la crianza, para la cual se elige tanque, huevo o barricas. No tengo bodega, pero sí elijo bien las capacidades para hacerlos. No voy para el lado del estilo de Michelini o Masera, aunque me encantan. En 2017 o 2018 hicimos dos o tres puntos de cosecha, dependiendo de la cepa". 

"Hacemos los vinos para salir al mercado cinco años después. Los Homo Felix son vinos Gran Reserva con dos años de crianza y otros dos de estiba, al estilo bordelés. Hago un blend reserva y necesito novios para mis vinos, que los busco aquí, en Estados Unidos o en Brasil, compradores de pequeñas partidas que requieren cosas muy especiales". Sin dudas, para Eppinger, Homo Felix es la felicidad de hacer vinos.

¿Por qué Félix? 

"Claro que quiero que sea un negocio, pero también que me deje feliz. Hoy tengo 60 años y para mí es muy importante el bienestar emocional, tener una vida copada. El nombre Homo Félix primero lo puse por pura creatividad, pero al final me fue definiendo él a mí, porque me llevó a pretender crecer en la felicidad. Hoy le doy crianza al nombre", explica Eppinger y agrega: "¿Qué tiene que pasar con Homo Félix? Lo que pasó con el Val de Flores, que construyó marca y duplicó su valor real"

Para ello es necesario que al vino se le reconozcan cada uno de sus detalles: desde la calidad de la fruta, el arte del blend, su exquisita factura, pasando por el tiempo dedicado a la crianza y estiba, que lo templa y redondea en todos sus aspectos, otorgándole una fina elegancia; hasta su delicada presentación, con un corcho de 1,5 dólares y una distinguida etiqueta que fue diseñada por Cristian Turdera, un artista argentino. 

Patricio era director de arte creativo de su propia agencia de publicidad, cuando vio una ilustración de Turdera en un artículo de la revista Forbes. Lo buscó y se encontró con que vivía en Caballito, a pocas cuadras de su casa. Le explicó el concepto y cuando el artista le entregó el primer boceto lo aceptó sin dudar: representaba todo lo que el quería expresar. Fue uno de los primeros vinos sin letras en las etiquetas y con todos los requisitos legales puestos en la contra etiqueta.

Los vinos Homo Felix

La composición del blend nunca es igual, por ejemplo, de Malbec llegan a tener hasta diez componentes distintos, dos o tres de Petit Verdot, cuatro o cinco de Cabernet Franc y otros cuatro o cinco de Cabernet Sauvignon y seleccionan entre todos ellos. Tienen el objetivo de llegar a elaborar como máximo 80.000 botellas al año. Durante la charla degustamos tres cosechas:

  • Homo Félix 2016: 65% Malbec de Gualtallary y 35% Petit Verdot. 
  • Homo Félix 2017: 42% Malbec, 29% Cabernet Franc y 29% Petit Verdot. 
  • Homo Félix 2018: 70% Malbec 18% (de Gualtallary) más 12% Cabernet Franc y 12% Cabernet Sauvignon (ambos de Agrelo). 

Durante la cena probamos la cosecha 2018 de dos maneras: una parte que había sido vertida en un decanter una hora antes y otra directo desde la botella. "Es un vino que gana mucho en un decanter", dijo Patricio y la mayoría coincidimos en que las diferencias eran notables y resaltaba la complejidad y profundidad de este vino.

Las novedades

"Fui a decirles a Marcelo Pelleriti y a Bernie Bossi de hacer un Cabernet Franc y me dicen: al Franc le falta a la uva, pero lo que está bien es el Cabernet Sauvignon", cuenta Patricio. Esa respuesta lo sorprendió y como no estaba tan decidido sintió que "necesitaba entender mejor el estilo argentino del Cabernet Sauvignon", para lo cual fue a comprar y puso doce botellas de esta cepa para catar a ciegas. Entre ellos estaban Atamisque, Lagarde, Zuccardi Los Membrillos, Catena Zapata de La Pirámide, DV Catena, Susana Balbo, Primus … ¡y eran todos distintos!, dice. Esa anécdota muestra la forma de hacer las cosas de este hombre que no se toma nada a la ligera. Con esta explicación, nos dejó con gran expectativa por conocer su futuro Cabernet Sauvignon.

Se viene también un Chardonnay de Chacayes, de la finca Los Arbolitos de los Rosberg, un Malbec de Gualtallary y un blend para festejar el décimo aniversario, que saldrán a fines de 2024.

Los Homo Félix son de esos vinos que desde el momento que acaricias la botella ya empiezan a ofrecer lindas sensaciones: contemplar la etiqueta tratando de entender su mensaje, abre la expectativa. Y el ritual de descorche (mejor aún si se lo acompaña con un suave vertido en un decanter para que empiece a liberar sus aromas) ya genera un buen clima para lo que viene. 

A partir del momento en que lo vuelcas en la copa te arrojas a disfrutar de un vino elegante y complejo que, además, goza de una gran relación precio - calidad para su nivel. Todo lo necesario para ser una mujer o un hombre feliz. 



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