Los Cabernet Franc de Bodega Monte Quieto

Bodega Monte Quieto

Apasionados por el Cabernet Franc

Matilde Pereda y Agustín Casabal compartieron una misma pasión desde el primer momento que se conocieron: descubrir y disfrutar de los buenos vinos.

En el año 2000 adquirieron Finca Odisea, ubicada en Agrelo (Luján de Cuyo), con la que comenzaron su aventura vitivinícola dándole vida a Monte Quieto. A 950 msnm encuentran las mejores condiciones para que se exprese su Cabernet Franc, gracias a un suelo franco limoso en superficie, poco profundo y con un fondo de canto rodado, típico suelo aluvional de Mendoza.

Pero no se quedaron con eso y el proyecto fue creciendo a la par que la familia: nacieron sus cuatro hijos y se criaron en contacto con la tierra, sus frutos y los ciclos naturales; a la par que adquirían otras dos fincas que les permitieron comenzar a trabajar con diversidad de terruños:

Finca Los Hermanos: ubicada en Ugarteche, a 992 msnm, de suelos mayormente arenosos, con poca arcilla superficial, muchas piedras, profundos y permeables. Es un viñedo de Malbec de 45 años de antigüedad al que agregaron Cabernet Franc y Syrah. 

Finca Los Barrancos: en Vista Flores (Tunuyán), a 977 msnm, donde se ha plantado Malbec, Cabernet Franc y Syrah. Suelos de textura arenosa, esqueléticos y bastante profundos permiten el desarrollo de un buen sistema radicular. En esta zona hay mayor amplitud térmica y los otoños son más fríos.

En la actualidad, cuentan con la colaboración del enólogo Leonardo Quercetti. Elaboran entre 50 y 120 mil botellas, dependiendo del año, todo con uva propia y el resto de la uva se vende a terceros.

Nos encontramos con Agustín y Matilde en el espacio que la bodega cuenta en el barrio de Belgrano, para festejar el día del Cabernet Franc degustando las nuevas añadas de los tres vinos que elaboran con esta cepa, que tanto aprecian.

“Al principio no estaba tan de moda el Cabernet Franc y como a nosotros era el que más nos gustaba desde antes, dijimos: tenemos buen gusto entonces”, expresó Matilde, a la vez que contaba que en 2003 cosecharon solo Malbec y Cabernet Sauvignon, pero a partir de 2004 tuvieron el Cabernet Franc, que les encantó y comenzaron a darle preponderancia dentro del portafolio. Más tarde sacaron el Cabernet Sauvignon para poner Syrah.

La noche estaba preciosa e invitaba a comenzar con los rosados bien fresquitos.

Quieto Rosado de Cabernet Franc 2023

Es un blend de terroirs con mayor proporción de uva de Agrelo. Se cosecha como para blanco, a fines de febrero, la uva se muele y va directo a tanque, ya que no usan prensa. En el proceso de vinificación fermentan 20 días con levaduras indígenas en tanques de acero inoxidable. De excelente boca, resulta fino y delicado, con buen cuerpo y una tenue nariz floral.

Quieto Rosado de Cabernet Franc 2022

La añada anterior tiene otro perfil, mucho más expresivo en nariz, generoso en boca, con notas de evolución en su punto justo para quienes prefieren un estilo de rosados no tan fresco y lineal.

Están pensando en hacer un rosado de Syrah y de Syrah con Cabernet Franc; ya que el Syrah como varietal es difícil de vender.

Quieto Cabernet Franc 2021 Blend de Terroirs

Gran exponente del varietal, fresco, vegetal, franco y directo. Las uvas provienen de las tres fincas ya nombradas. En el proceso de vinificación y añejamiento, fermentan 15 días con levaduras indígenas en tanques de acero inoxidable, entre 24 y 28 °C, el macerado dura unos 25 días y su añejamiento 1 año.

De color intenso a la vista. Aromas expresivos y complejos, resultado de la combinación de terroirs. Se perciben en nariz notas herbáceas a eucaliptus, especias y pimiento verde. Afloran notas de moras, cassis, guindas y balsámico. Su paso por barrica le imprime carácter y recuerda al caramelo. Vibrante en boca, con taninos presentes y elegantes.

Monte Quieto Alegre Gran Corte de Cabernet Franc 2020

De color violeta intenso a la vista. En lo aromático es expresivo y complejo, resultado de la perfecta combinación de vides de los terroir de Agrelo, Ugarteche y Vista Flores. En nariz afloran notas a especias, eucaliptus y pimientos rojos, aparecen notas de cereza que continúan con una leve arista vegetal. En boca su ataque es suave con mucha intensidad aromática a mentol, hierbas, pasto y cereza.

Cada vez que nos encontramos con Agustín y Matilde, nos sentimos como en casa, comparten su vida con sus invitados y tratan a sus invitados como amigos. Esa calidez nace de la pasión que comparten por el vino, que producen con uvas propias y máximos niveles de exigencia, respetando las tradiciones vitícolas naturales.

Por eso, los Monte Quieto son vinos disfrutables, francos y expresivos, como ellos. 

Vinos para disfrutar, vinos de familia.