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viernes, 4 de octubre de 2024

Terra Camiare en la tierra de los Comechingones

Terra Camiare en Córdoba

Fusión de inmigrantes italianos y la etnia comechingona.  

El vino vuelve a tomar protagonismo en la provincia de Córdoba, donde esta bodega renueva su espíritu y anima al turista a reencontrarse con sus orígenes en la zona.

Ubicada en la localidad de Colonia Caroya, a 52 km de la ciudad de Córdoba, donde el inmigrante friulano Antonio Nanini inicia en 1900 la elaboración de vinos típicos en la zona y su sucesor, Marcelino Nanini, en 1928 convierte a Bodega Nanini en una de las bodegas más grandes y emblemáticas de la región, dando por tres generaciones continuidad a la tradición del vino.

En el año 2015 es adquirida por familia Mizzau, que realiza una puesta en valor muy importante con tecnología de punta, revalorizando y recuperando el histórico establecimiento y ofreciendo, además, restaurante, wine bar, paseo de productos regionales, hotelería boutique y un salón de convenciones entre sus viñedos.

El nombre de la bodega significa tierra de los comechingones y su logo es un sol jesuita que envuelve pinturas rupestres, haciendo referencia a las estancias jesuíticas que fueron las primeras en hacer el vino en la región. Fue en la estancia jesuítica Jesús María donde nació el “Lagrimilla”, un vino muy característico y atractivo, que lo llevo a ser el primer vino americano que llega a la mesa del rey Felipe V de España.

Poseen dos fincas de nueve hectáreas cada una: la llamada Finca Las Corzuelas, ubicada en Quilino, sobre terreno desértico (con uvas blancas) y la otra llamada Finca Caroya. Aparte, compran uvas a productores locales de Calamuchita, Cruz del Eje y otras regiones.

Si bien se ha desvinculado recientemente de la bodega, la enología en el momento de nuestra visita se encontraba a cargo de Gabriel Campana, proveniente de otra familia tradicionalmente arraigada en la viticultura cordobesa, quien además participa en otros lindos proyectos de la zona.  

"Buscamos agregar pinceladas de distintos lugares para, con cada aporte, lograr una armonía". Gabriel Campana 

Si bien siempre hubo viñedos en la zona, la bodega estaba abandonada y se recuperó en tan solo siete meses. Para enero de 2016 ya se estaba vinificando y actualmente se producen entre 150 y 160 mil botellas al año, con una capacidad instalada de 600 mil (aunque originalmente era una bodega de más de 1.200.000 de litros).

"Es caro ser viticultor en Córdoba, la uva cuesta el doble debido al clima, al valor de la tierra y a la cantidad de trabajo que es necesario. Acá el suelo es franco arenoso, tiene 1% de pendiente, con material de las sierras 150 millones de años anterior a la Cordillera de los Andes y que en alguna época estuvo bajo el mar. No hay tanta arcilla, aunque sí en la zona del Cerro Colorado. Los materiales que se pueden encontrar son: granito cuarzo y mica", explica el enólogo.

El frío es complicado en esta zona, que es más húmeda, en la cual de julio a diciembre caen en total 500 mm de agua. El viento ayuda a la sanidad, pero cuando está floreciendo produce corrimiento y se pierden kilos.

"Calamuchita, con suelos muy pobres y frío en invierno, falta de agua y calor en verano, hace sufrir al Malbec, pero el Sauvignon Blanc se adaptó muy bien", dice Gabriel Campana.

Terra Camiare tiene una de las primeras Ancellotas (junto a su Zuccardi) del país y es una de las variedades que los representan en esta nueva etapa, por lo que las replantaron en 2019. Lo bueno de esta cepa, frente a la Aspirant Bousquet (otra cepa utilizada para dar color) es que tiene buena acidez, al beberla dan ganas de una segunda copa y es menos rústica.

En esta zona de inmigrantes italianos al Pinot Noir le dicen “la francesa” y ya está muy adaptada a la tonada cordobesa, dónde la llaman también “Pinot negro”. El primer vino que se elaboró fue el Ovum Malbec cosecha 2016.

Junto al enólogo realizamos una prueba de vinos de tanque, incluyendo Viognier 2024 de Quilino, un Sauvignon Blanc componente del Ovum blanco de Colonia Caroya cosechado en febrero de 2024, un Semillón de Quilino, fermentado en barrica y cinco días con pieles, que forma parte de Socavones Capitulum 1, un Pinot Noir 2024 de Colonia Caroya y Alta Gracia, la Ancellota cosechada en marzo y la Frambua endulzada con mosto natural.

 

Para finalizar, el grupo de enófilos de este viaje a Córdoba, organizado por la vinoteca La Cueva de Musu, se dedicó con devoción a disfrutar de un buen almuerzo en el restaurante de Terra Camiare, para el cual la condición de la reserva había sido bien clara: "queremos probar todos los vinos posibles". 

Así que, en poco más de una hora, desfilaron los siguientes vinos: Socavones White Blend Reserva 2022, Socavones Ovum blanco 2023, Navira blend 2019 Syrah, Tannat y Merlot, Indama 2022 Cabernet Franc, Malbec y Viognier, Socavones Cabernet Franc 2019, Socavones Ovum Gran Reserva 2020 Cabernet Franc, Malbec y Tannat, Socavones Semillón 2020 Capitulum 1 (el vino que más me gustó de todo el viaje de bodegas por Córdoba), Socavones Pinot Negro 2020 Capitulum 2, Socavones Nebbiolo 2022 Capitulum 3 con uvas de Colonia Caroya y Potrero de Garay en Calamuchita, Socavones Passito Integrale 2022 con pasificación parcial de las uvas bajo la técnica milenaria del appassimento Italiano, hasta perder aproximadamente el 35 % de su peso (25 días) y parcial desarrollo de Botrytis Cinerea y Socavones Gran Terra Rosado de Isabella 2023.

Una fiesta vínica que nos puso en alerta acerca de lo que nos depararía el viaje de cuatro días por las sierras cordobesas en materia de vinos, bastante más de lo esperado y con Terra Camiare entre las bodegas más destacadas.


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