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miércoles, 27 de agosto de 2025

Bodega Benegas

Bodega Benegas: tradición y estilo

Al frente está Federico Benegas, dueño y winemaker, acompañado por un sólido equipo enológico encabezado por Gisella Garrido y María Álvarez.

En un edificio centenario de 1901, que demandó cinco años de paciente reconstrucción, la Bodega Benegas volvió a la vida. Fue en 1999 cuando finalmente salió la primera producción de esta etapa, devolviendo al vino un lugar con historia.

Detrás del antiguo edificio puede verse un pequeño viñedo, que se conserva inmaculado y rodeado de bellos jardines. Todos los viñedos de Benegas son antiguos, salvo el Petit Verdot, que tiene 25 años: las uvas provienen de Finca Libertad, sobre la costa alta del rio Mendoza (850 msnm), Cruz de Piedra, Maipú y Finca La Encerrada (1450 msnm) en Gualtallary, Valle de Uco.

Cabe destacar que, a la usanza de los vignerones franceses, Federico habita en la misma propiedad de la bodega y sigue con pasión cada etapa de la producción de sus vinos (en una siguiente nota te contamos sobre una charla íntima que vivimos con él en ese lugar).

 

         

Vale mencionar que Bodega Benegas es una de mis recomendadas para visitar en Mendoza, especialmente para el viajero que cuenta con poco tiempo, dado que al estar ubicada cerca del centro de la ciudad, permite llegar un un viaje corto y vislumbrar no solo el presente de la enología argentina, sino también su rica historia, de cuando se elaboraban los vinos en grandes volúmenes en enormes piletones.

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En el área de elaboración cuentan con 80 piletas de cemento, de entre 2.000 y 20.000 litros, pero muchas de las piletas más grandes subterráneas han sido reconvertidas para otros usos, ya que la bodega fue refuncionalizada hacia vinos de media y alta gama, con una producción limitada a menos de 500.000 botellas al año.

 

Y también porque la visita se complementa con un pequeño museo lleno de elementos que se utilizaban antiguamente para elaborar y transportar el vino, a lo cual se suma una destacada colección de ponchos artesanales que cuelgan de las anchas paredes, atesorada por Federico Benegas Linch a lo largo de los años.


La nave sur de 40 metros de largo, posee un enorme comedor con una mesa de 10 metros, hecha de tablones de una sola lonja y una gigantesca parrilla de siete metros que evoca toda la tradición criolla de Mendoza. No puedo ni imaginar las veladas que se habrán disfrutado en ese magnífico lugar. 

Una cava que respira historia

La cava subterránea, a 10 metros de profundidad y con paredes de dos metros de espesor, mantiene su temperatura casi inmutable: apenas cuatro grados de diferencia entre invierno y verano. Allí descansan más de 400 barricas.

Estas son importantes porque la mayor parte de los vinos pasan por barricas, por ejemplo, los Benegas Lynch reposan 18 meses en barricas de primer uso y cinco años en estiba. La diferencia entre líneas está dada por el tiempo en madera y la selección de barricas, que pueden tener hasta cuatro usos.

Federico reserva varias botellas para su colección personal -marcadas con su nombre- que, dicho sea de paso, nadie toca, celosamente guardadas bajo llave detrás de una reja, pero a la vista de los visitantes. 

Un porcentaje de la producción se guarda en antiguas piletas subterráneas acondicionadas como cavas para la estiba de botellas, en el mismo sector donde una de elas due convertida en sala de degustación de los vinos para las visitas guiadas.

Botellas con nombre y apellido

El linaje varietal tiene historia: en los años 50, Tiburcio Benegas introdujo en Argentina plantas de Chardonnay, Pinot Noir, Cabernet Franc y Syrah directamente de Francia, cuando aún no existían plantaciones de ellas en el país.

La línea de entrada de gama, con las etiquetas Clara Benegas (Chardonnay), Carmela (Cabernet Franc rosado), Luna (Cabernet Sauvignon) y Juan (Malbec) rinde homenaje a hijos de Federico. Son vinos frescos, elegantes, con fruta nítida y excelente relación precio-calidad.

Otros de los vinos que probamos, tanto en la visita a la bodega como en la cena posterior con Federico en su casa:

  • Benegas Lynch Malbec 2019

  • Benegas Sangiovese S.V. 2020 – dos hectáreas en Maipú, Cruz de Piedra, sobre el lecho pedregoso del río: fluido y complejo.

  • Benegas Single Vineyard Syrah 2020 – plantado en 1956 con cepas francesas traídas por Tiburcio Benegas.

  • Benegas Finca La Libertad 2021 – Cabernet Sauvignon y Cabernet Franc cofermentados, edición limitada, sin paso por madera, concentrado y vibrante. Rendimiento bajísimo: menos de 2.500 kg por hectárea. Levaduras indígenas, crianza en huevos de concreto.

  • Benegas Lynch La Encerrada Estate Malbec 2019 – viñedos a 1.450 msnm.

  • Benegas Estate Single Vineyard Chardonnay 2021 – también de Finca La Encerrada.

  • Malbec Dos Alturas Blend, mitad de cada una de sus dos fincas, nació del consejo de Michel Rolland y recibió su nombre de Phill Crozier (Gaucho Grill, Londres) quien lo prueba y opina: "que buenos son los dos, tan ricos, pero tan distintos" y les sugiere hacer un blend y él mismo le pone el nombre “dos alturas”. Fue vino revelación para la guía Descorchados de Patricio Tapia.

  • Cabernet Franc de Finca La Libertad proviene de viñas plantadas a fines del siglo XIX, que el abuelo de Federico cortó estacas y trajo de Francia.

En Bodega Benegas, el pasado y el presente conviven. No es solo vino: es memoria embotellada, cuidada con la misma pasión con la que un bisabuelo cruzó montañas para traer las primeras vides.

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