Haciendo historia en la Quebrada de Humahuaca
En aquella visita de 2021 realicé una crónica que, más que una reseña, fue contar gráficamente el viaje. Quedó reflejado en esta nota que te recomiendo leer, si quieres conocer los detalles de los viñedos y la bodega.
La noche anterior, el efecto del apunamiento había hecho estragos en mi humanidad y lo había pasado bastante mal, pero un par de tazas de té coca en el desayuno me impulsaron a vencer el malestar, subir a la combi e iniciar el día tal lo planificado.
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En esa tranquera de Bodega Dupont, a metros del viñedo más bajo de su finca, el cartel anuncia que estamos a 2.400 metros de altura sobre el nivel del mar, y la perspectiva de tener que subir la cuesta caminando era desalentadora, ya que los efectos en el cuerpo aún se hacían sentir.
Pero un poco de esfuerzo y ayudado por el paisaje, ya que el panorama -aún con las hojas secas del viñedo- es imponente, hicieron el resto. Llegué al punto de encuentro en el sector de recepción de la finca, en el cual se realizaría la cata de los vinos, bajo la sombra de los árboles: una "sala de degustaciones a cielo abierto", ideal para descansar y disfrutar el bello paisaje quebradeño.
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Recorrer la Quebrada de Humahuaca siempre fue un gran plan, por la belleza de su paisaje y las tradiciones culturales únicas que le han merecido ser reconocida como patrimonio cultural de la humanidad.
Pero a medida que la vid, una planta que se adapta increíblemente a estas tierras especiales y únicas, va esparciéndose en las quebradas y los pequeños valles humahuaqueños, la experiencia se enriquece, porque permite sumar a la gastronomía local sus vinos frescos y distintivos que, poco a poco, van encontrando su lugar en el mundo.
Notas de El Ángel del Vino sobre los vinos de Jujuy:


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