I.G. Las Compuertas
La milla de oro de la Primera Zona de Mendoza
Esta nota inicia una serie de reseñas sobre lo vivido en una zona que busca su recuperación: sus características, los proyectos que la distinguen y que vale la pena visitar.
Desde 2016 realizo anualmente al menos dos o tres viajes a regiones vitivinícolas de la Argentina para para visitar bodegas y viñedos, hablar directamente con los productores y enólogos, probar sus vinos y conocer en detalle las zonas más representativas.
Este año visité primero Jujuy, en el marco del tour que organiza Fernando Musumeci, unos meses más tarde fui invitado por la Dirección de Vitivinicultura de San Juan y en setiembre, junto con el colega Nicolás Orsini, nos llegamos a Mendoza para cubrir Las Compuertas, región reconocida por el INV como Indicación Geográfica desde 2007 y que, desde entonces, viene recuperando un protagonismo que había perdido.
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| Vista de Las Compuertas desde la ladera en bodega Durigutti |
Las Compuertas es una localidad y distrito ubicado en el departamento Luján de Cuyo, con una población cercana a 2.000 habitantes, por lo que podría decirse que en ella hay más viñas que personas.
Se encuentra a la vera de la Ruta Provincial 82, la cual constituye su principal vía de comunicación, vinculándola al este con Luján de Cuyo y al oeste con Cacheuta. Tiene la particularidad de encontrarse muy cerca del centro de la ciudad de Mendoza, desde donde se llega en apenas 30 minutos, con un acceso que, además, se está simplificando gracias a las ampliaciones de la nueva ruta panamericana.
La historia de Las Compuertas
A principios del siglo XX, en los alrededores de la estación Blanco Encalada del ferrocarril, se juntaba el ganado que luego iba camino a Chile. Pero su nombre deviene de la primera obra hidráulica realizada por los españoles en el Virreinato del Río de la Plata en 1785, conocida como "dique toma los españoles".
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| Ruinas del dique toma los españoles. |
La facilidad para obtener agua la convirtió en una zona tradicionalmente agrícola, que se fue cubriendo de viñedos y frutales, principalmente con pequeños productores especializados en la producción de uvas finas.
Los viñedos fueron trabajados durante décadas con la sabiduría de los inmigrantes, mayormente italianos, que aportaban no solo sus conocimientos de los trabajos que requiere un viñedo, sino también una cultura fuertemente arraigada en el respeto a las tradiciones y el trabajo manual, con un cuidado y dedicación que ya poco se ve en los viñedos. Gente que ha pasado, de generación en generación, el conocimiento y la pasión del trabajo en la viña.
Muchas fincas mantienen el sistema de riego por manto que durante décadas aportó sustratos y nutrientes, enriqueciendo suelos de una permeabilidad excepcional, donde las raíces escarban y llegan a gran profundidad.
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| Viñedo Cittanina |
Estos factores, además la benevolencia del clima (las heladas no se estancan en la zona por ser una región más alta y las frescas brisas que bajan al caer la noche desde la montaña aportan sanidad y respiro a las vides en verano) fueron factores clave para que los viñedos tan antiguos de Malbec -muchos de más de 100 años y a pie franco- aun perduren con fuerza, regulen naturalmente sus rendimientos y den vinos de gran concentración.
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Otro factor a destacar es lo que doy en llamar "la segunda inmigración", esta vez no de colonos sino de bodegueros, de origen francés en vez de italiano. Se trató de la inversión que realizaron en Las Compuertas bodegas como Chandon / Terrazas de los Ándes (44 ha), Fabre Montmayou y Altavista, las cuales en su conjunto abarcan un porcentaje importante de los viñedos, y elevaron el prestigio de la zona.
El punto culminante fue la decisión de instalar allí el viñedo de Cheval des Andes, uno de los proyectos más destacados de la Argentina, que en este momento se encuentra construyendo una imponente bodega propia. Altavista posee el viñedo Alizarine y Fabre un viñedo cercano al río, del cual salen varios de sus vinos reserva.
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| Bodega Cheval des Andes en construcción |
Los riegos y las oportunidades
En 2018, Francisco Rivero Segura (colega de Argentina Wine Blogger) le dedicaba esta nota en su blog, reportando que quedaban tan solo 426 hectáreas plantadas con vid, debido a un proceso urbanizador que arrancaba los antiguos viñedos para construir barrios cerrados y otros desarrollos inmobiliarios. Lamentablemente ese proceso continuó y actualmente la superficie plantada apenas supera las 300 hectáreas (32% de ellas de viñas centenarias).
Recorriendo la zona, esto es evidente: barrios cerrados de nuevas casas delimitan los alrededores de los antiguos viñedos que aun resisten. En nuestra visita nos comentaron que la municipalidad promulgó una disposición en favor de conservar las zonas con viñedos, pero al mismo tiempo, las opiniones resultaban algo escépticas en cuanto a su real cumplimiento final: "Si un viejo viñedo se abandona y se seca, deja de ser un viejo viñedo a proteger".
Por otro lado, los viticultores antiguos ven como amenazas la falta de agua de riego (los turnos de riego son cada vez más separados y temen que eso afecte a las viñas viejas acostumbradas a un riego más generoso) y la mano de obra inexperta: "antes el caballo se detenía solo al sentir que se había enganchado una planta, ahora el tractor la arranca y se pierde", o "la poda a cordón pitoneado no es buena para la renovación de las plantas", y así...
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| Restaurante y viñedos en Bodega Riccitelli |
Por otro lado, también hay oportunidades, algunas que ya se vislumbran claramente y otras que pueden venir a futuro. Entre las primeras, hay varios proyectos vitivinícolas ya asentados con notable éxito, como la innovadora Bodega MAAL y otras merecedores de importantes premios como Durigutti (World's Best Vineyards), Lamadrid Estate (Best of Wine Tourism) o Riccitelli (estrellas Michelin), todos ellos con una ecuación importante basada en el enoturismo y la gastronomía.
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| Bodega Lamadrid |
Otros, más recientes, siguen el mismo camino como Finca La Malka, Sur de los Andes, Cittanina, más la latente inauguración de la bodega de Cheval des Andes. La explotación del enoturismo vuelve rentables los proyectos por dos vías: los ingresos generados por la llegada de los visitantes y la ventas directas del vino y otros productos, sin pasar por intermediarios.
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| Bodega MAAL |
Esto es importante, porque Las Compuertas tiene innegables atractivos para el turista, comenzando por su favorecida ubicación: permite llegar en poco tiempo desde el aeropuerto y a las zonas más atractivas de la primera zona, como Chacras de Coria, siendo además salida rápida para excursiones hacia Cacheuta y Potrerillos.
Pero también es una zona rural bonita para el relax y el esparcimiento, donde se imponen las alamedas como límites naturales entre las propiedades y el verde ocupa la mayor proporción del alcance visual. Aunque aún es escasa la oferta de alojamiento en la zona rural (hay proyectos para ello en algunas bodegas) existe una incipiente oferta de cabañas en la zona cercana al piedemonte.
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| Vista desde Viñedo Cittanina |
Fuera de los límites de la IG, pero dentro del distrito de Las Compuertas, hay otros proyectos interesantes como Viña Jardín de María 1910 (pegada a Vistalba) y Finca Bandini (pegada al Río Mendoza ocupando parte del lecho seco del mismo) y comienzan a aparecer otros incipientes desarrollos de viñedos, como el que lleva adelante Daniel Pi junto a su hija Daniela, sobre una zona que podríamos llamar Las Compuertas Alto, en el piedemonte, una zona que puede ofrecer espacio para crecer, pero que a su vez tiene sus riesgos, como los aluviones, que en esta última década tan poco lluviosa no se han manifestado, pero de los que los antiguos habitantes de Las Compuertas recuerdan aun sus efectos devastadores.
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| Viñedo Tros de Pi |
Desde el punto de vista del vino, la preservación de los viñedos antiguos y equilibrados de Las Compuertas es una prioridad para los productores de la zona, ya que las uvas ofrecen acidez natural y frescura, de notable calidad, que entregan Malbecs muy distintivos, de taninos suaves y dulces, de los más elegantes de la primera zona de Mendoza. En las próximas notas les iré contando en detalle cada uno de los proyectos nombrados, incluyendo las cualidades de sus vinos.
Todos estos factores hacen de Las Compuertas una zona identitaria, "la milla de oro de Mendoza" (frase ideada por Guillermo Corona, autor del libro Raíces del Vino, en referencia a que el Callejón de la Reta -donde se encuentran la mayor parte de las fincas- mide 1,6 km, justo una milla) que forma parte de un patrimonio vínico y cultural de la provincia que es necesario mantener y transmitir a las futuras generaciones.
Notas del "El Ángel del Vino" sobre destino Las Compuertas, Mendoza:
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