Nieto Senetiner y Cadus

Nieto Senetiner, Don Nicanor y Cadus

Una historia en movimiento

Nos encontramos en Vistalba, Luján de Cuyo, con la enóloga Julia Ledesma y el Head Winemaker Santiago Mayorga. 

Allí funciona Nieto Senetiner, una de las bodegas más antiguas de Mendoza, en una zona que fue cuna de la vitivinicultura pero que, con el crecimiento urbano, ve en riesgo a sus viñedos.

La bodega fue construida en 1888 por inmigrantes italianos que llegaron al país con las primeras plantas de vid. En sus inicios pasó por varias familias —Stallocca, Pérez Cuesta— hasta que en 1969 la adquiere la familia Nieto. Una de las hijas de Don Nicanor Nieto se casa con Santiago Senetiner y la unión da origen al apellido que se convirtió en emblema del vino mendocino. Con ellos la bodega amplió instalaciones y comenzó una nueva etapa de crecimiento.

En 1998 llega una segunda transformación: la compra por parte de Molinos Río de la Plata, que buscaba incorporar el vino a su portafolio agroalimentario. Hoy el grupo también tiene Ruca Malen y participación en Viña Cobos.

Cadus, de línea a bodega

En ese camino aparece Cadus, que nació como línea de alta gama de Nieto Senetiner y hoy es una marca independiente, elaborada en el mismo predio, con el mismo equipo enológico y uvas de distintas procedencias. Su nombre viene del latín y significa ánfora.

El edificio conserva la casa antigua, con la torre de campanario que aparece en las etiquetas, y un portal que conecta con Villa Blanca, la casona vecina que utiliza la familia Pérez Companc cuando visita Mendoza. Precisamente, Villa Blanca es también el vino ícono de Nieto Senetiner.

El lema que guía al equipo es “historia en movimiento”.

El mapa del suelo y la capacidad de la bodega

En Vistalba se hicieron 64 calicatas con el especialista Guillermo Corona. La bodega tiene capacidad para 1 millón de kilos de uva, pero el grueso de la producción se vinifica en otra planta en Carrodilla, donde nacen las líneas Benjamín, Emilia, Aimé, Fran y los espumosos, con una capacidad total de 13 millones de kilos.

Los varietales se elaboran en ambas bodegas, mientras que desde la línea Patrimonial hacia arriba todo se vinifica en Vistalba. Allí, la planta baja conserva las piletas originales, con sus piletones de conservación en el sótano, un diseño típico de fines del XIX.

Las piletas cilíndricas de 8 a 9 mil litros equivalen a la producción de una hectárea. Luego se agregaron piletas cuadradas y, en los años 70, una nave con piletas de 40 a 50 mil litros, que habían quedado en desuso hasta que la modernización trajo autofermentadores.

Innovación tecnológica

Julia Ledesma nos mostró el sistema Persec Air Mixing, instalado en dos piletas. Con sensores que detectan diferencias de temperatura mayores a 5°C, inyecta aire comprimido y homogeniza. El cambio fue radical: la fermentación pasó de 21 días a solo 7, recuperado así el uso de los piletones.

 Compralo haciendo click acá

La cava y la independencia de Cadus

Visitamos luego una vieja pileta reconvertida en cava, que guarda la memoria líquida de la casa. El tesoro más antiguo es un Cadus 1997, la primera alta gama de Nieto.

En 2013 llega Santiago Mayorga, proveniente de Mendel donde se formó con Roberto de la Mota, con la misión de convertir a Cadus en bodega propia. Primero alquilaron espacio en Valle de Uco, hasta que la ampliación de Vistalba permitió traer 15 tanques de acero inoxidable, 4 huevos de cemento, 2 fudres, 2 clayver y 5 ánforas.

La uva llega del Valle de Uco ya seleccionada en el viñedo y se procesa en una moledora Pellenc italiana que descarta semillas y uvas verdes. Se reciben hasta 500 quintales diarios, enfriados antes de la fermentación con intercambiadores.

Cadus tiene un concepto de origen y el 80% de la uva se compra a productores de confianza como Sabaquín, Viña Vida y Ambrosía, todo se maneja sin bombas, con pisoneo manual a través de las bocas de un metro en los tanques.

La sala de barricas se inauguró en 2020, con capacidad para 1000 barricas. En la actualidad se muestra llena en un 75%, con 720 barricas prolijamente apiladas.

Identidad de líneas y vinos

Ese mismo año se rediseñó el portafolio de Nieto. Hoy la marca tiene seis etiquetas: Malbec, Cabernet Sauvignon, Blend, Chardonnay, Rosado y Pinot Noir.

El Nieto Malbec expresa un estilo fresco, jugoso, que combina la textura del Valle de Uco con el dulzor de Luján de Cuyo.

La línea Patrimonial recupera tradición en clave moderna:

• Semillón 2023: viñedo de 1950 en El Peral, 15% fermentado en barrica, aromas de fruta y manzanilla, acidez crocante.

• Criolla Grande de Divisadero, en el este de Mendoza. Tiene una historia muy particular: la uva se iba a mosto y empezaron a preparar este cuartel haciendo la primera cosecha en 2022. En 2024 ya son 15,000 litros. Se cosecha temprano, el rendimiento baja a 13 a 15 mil kg por hectárea y se utiliza baja temperatura en la fermentación, con levaduras bio-protectivas (que no fermentan pero ayudan a reducir el uso de sulfuroso, porque gana el medio e impide el desarrollo de las bacterias que -si no- obligarían a agregar anhidrido sulfuroso). Es 100% Criolla, no tiene Moscatel, muy fina en boca, textura, trabajo de borras finas en la post fermentación. Una joyita.

La línea se completa con un Malbec DOC Luján de Cuyo y la Bonarda a cargo del director de enología (y muy reconocido por destacar esta cepa, sobre la cual hasta escribió un libro), Roberto González.

La línea Don Nicanor —ocho etiquetas— renovó su diseño, que comunica ahora solo el nombre “Don Nicanor Valle de Uco” y la marca Nieto Senetiner queda solo representada por un sello. "Es una marca calladísima, que queremos comunicar más” expresa Mayorga. Ejemplos:

• Don Nicanor Sauvignon Blanc 2023 de Los Árboles, 1400 msnm, más mineral que vegetal, al estilo de Sanserre).

• Don Nicanor Malbec 2022 con uvas de Gualtallary, Los Árboles, Los Chacayes y Altamira. Mayorga dedicó mucho tiempo a explicar este vino: "venimos trabajándolo mucho en los últimos años para salir de su fama de demasiado clásico, ahora es más herbal, con notas florales. Se utilizan dos fechas de cosecha distintas y menos paso por madera para lograr este Malbec moderno y fresco".

En Cadus, la búsqueda es de vinos de origen:

• Cadus Chardonnay 2023 de Tunuyán, 50% pasa por barricas de roble francés de la Borgoña. Impresionante, me encantó.

• Cadus Criolla Chica 2023 de Vista Flores. Un año en guarda en concreto, fermentado con levaduras probióticas y rendimientos de 9000 kg por hectárea. Es una criolla más de boca, sin madera, terroso y con notas a remolacha.

Restaurante Villa Blanca

La visita culminó en el restaurante Villa Blanca, dirigido por la sommelier Lorena Buffa, responsable de la hospitalidad. El salón interior es sobrio, apenas decorado, pero la experiencia invita más a comer afuera, frente a los viñedos de 1900, con vistas al Cordón del Plata.

El almuerzo incluyó:

• Entradas: tiradito de trucha con cítricos, mousse de brie con huevo escalfado y croutons, repollitos en tempura, pastelitos de carne con criolla.

• Principales: milanesa de ojo de bife con fritas y alioli, trucha con coles.

• Postres: flan con dulce de leche casero, mousse de naranja y texturas de chocolate.

Los vinos acompañaron cada paso, repitiendo algunos de la degustación y sumando:

• Cadus S. V. Malbec Viña Vida Vineyard 2019 que se elabora con uvas de Los Chacayes, desde 2013. "preparamos 1500 a 2000 litros de uvas de un cuartel específico, en un tanquecito de acero inoxidable, con pisoneo manual, baja temperatura de fermentación, infusión de algo de racimo entero y bajando el uso de la madera".

• Cadus S.V. Las Torcazas Estate 2020 de un viñedo propio en la IG Alto Agrelo.

“Somos gente de vinos de montaña”, dice Santiago Mayorga. Y la frase resume el desafío: comunicar al mundo una versión más fresca, moderna y precisa del Malbec argentino, sin perder de vista la historia en movimiento que sostiene a Nieto Senetiner, Don Nicanor y Cadus.