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martes, 18 de noviembre de 2025

De Blasis

Entrevista a Carlos De Blasis

Pioneros en Las Compuertas

Casi un siglo de historia, trabajo y familia en el corazón del Malbec mendocino

En 1927 los De Blasis eligieron Las Compuertas para vivir y desarrollar los primeros viñedos de Malbec en pie franco de la zona. Sus vinos son el resultado de la perseverancia y la pasión de casi 100 años y cuatro generaciones totalmente identificadas con esta región.

Carlos De Blasis es el menor de siete hermanos, nos encontramos con él en su casa, ubicada sobre el callejón De la Reta, la arteria principal de Las Compuertas y compartimos una linda charla en la que nos contó muchas anécdotas, como que la actual Bodega Lamadrid fue la primera bodega de la zona, perteneciente a los Maza y Peralta.

Carlos nació en 1939. Su abuelo, José, y su padre, Juan, llegaron primero a Maipú y luego a Vistalba. Entre 1927 y 1928 plantaron las primeras viñas en Las Compuertas: siete hectáreas de un tío y siete de su padre. Una de esas parcelas fue vendida a Altavista en 1999.

La familia comenzó a construir la bodega -hoy alquilada a Matías Riccitelli- y la obra se terminó en 2011. “Tuve muchas propuestas y nunca quise vender, porque mis padres hicieron muchos sacrificios para estar aquí”, detalla Carlos y destaca como un hecho clave el emprendimiento de Pincolini, quien en su momento plantó 120 hectáreas que luego fueron en su mayor parte compradas por Chandon.

Carlos tiene tres hijos: Alberto, Fernando y Gabriel. Con este último también compartimos la charla. Los vinos De Blasis se elaboran en la bodega de Riccitelli, y se muestra orgulloso de que una de sus nietas, Giuliana, sea enóloga.


Una vida en Las Compuertas

Carlos vivió toda su vida en Las Compuertas. Aprovechamos su conocimiento del lugar para hablar sobre el presente de la zona.

Nos contó que es un momento difícil para los pequeños productores: la uva se pagó este año igual que el anterior y cuesta conseguir mano de obra idónea. Recuerda con nostalgia a los vecinos de antes, cuando “todo el mundo se respetaba”, y contrasta con la actualidad, donde muchos recién llegados “pasan a toda velocidad por las calles de tierra”.

También rememora momentos difíciles, como las crecientes, hasta que se construyeron los colectores para atenuar su impacto. En una de aquellas tormentas, el agua bajaba con tal fuerza por las cerrilladas que una madre y su hijo fueron arrastrados por la inundación, con un destino trágico.

“El sistema de trabajo actual es muy liviano, vamos ‘por arribita’ nomás”, dice. “Ya no hay gente que sepa podar, y los que vienen no se interesan en aprender”. Antes, recuerda, “se desorillaba con animal; el caballo se detenía cuando sentía que estaba por arrancar una cepa; hoy el tractor se la lleva puesta”.

“Actualmente el trabajo es a horario corrido y a las 17 horas los trabajadores ya se van, que es justo cuando empieza la mejor hora para trabajar. Eso mismo hace que se cuide menos el agua”, explica.


Intermedio

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El agua, un tema central

“El agua ahora falta en invierno y en primavera. El aumento de las urbanizaciones también reduce su disponibilidad. Se ha perdido la cultura del riego, de cuidar el agua, de limpiar los canales. Con el crecimiento inmobiliario se perdieron las mejores tierras”, lamenta.

Carlos es inspector de cauce, elegido por los regantes según una ley que tiene más de 100 años. Realiza dos asambleas anuales: una para presentar el presupuesto —donde se fija el precio bimestral del agua de riego— y otra para rendir cuentas de los gastos de irrigación.

La ley establece cómo distribuir el agua entre los regantes que están al día con los pagos, y es tarea del inspector organizar a los tomeros que abren las compuertas y programar el uso de las retroexcavadoras para limpiar los canales.

Carlos menciona varias asociaciones de inspección de cauce: Canal Las Compuertas, Vistalba, Luján Sur y Parque Jarillal -este último, el más antiguo- y subraya la importancia de la impermeabilización de los canales desde el dique Potrerillos hasta el dique Cipolletti.


Presente y futuro

Destaca la llegada de Chandon como algo muy positivo para la zona, ya que ayudó a evitar el loteo de muchos terrenos. “Le dio prestigio al lugar”, dice.

Gabriel, su hijo, se suma a la charla y agrega que Las Compuertas es una zona de clima excelente, con noches frías. “Eso ya lo destacaba hace muchos años don Carlos Moroni, quien fue el enólogo de lo que hoy es Lamadrid”, recuerdan.

La familia conserva siete hectáreas plantadas con Malbec y Cabernet Sauvignon, además de otro viñedo en Maipú con Cabernet Sauvignon.

Elaboran dos vinos:

  • De Blasis Viña Antigua 1928

  • De Blasis Siete Hectáreas, con varietales Malbec y Cabernet Sauvignon.

Producen unas 4000 botellas de cada varietal, que son distribuidas por Aldo’s.


Cierre

La historia de los De Blasis se entrelaza con la de Las Compuertas. Casi un siglo después, Carlos sigue caminando entre las viñas con la misma convicción de su abuelo: que el vino es fruto del trabajo, del respeto por la tierra y de una memoria que no se negocia.




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