Durigutti Family Winemakers
Una experiencia completa en Las Compuertas: vinos, historia y terroir
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Ambos espacios están diseñados con impronta y carácter rural, simpleza y confort, lo necesario para vivir una verdadera experiencia de finca, con todos los servicios incluidos, sin necesidad de buscar nada afuera. Nosotros la disfrutamos no solo como base para la visita a la bodega, restaurante y viñedos, sino que incluso por la noche preparamos un asado al cual invitamos a Guillermo Corona (especialista en suelos y autor del libro Raíces del vino).
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| Las típicas compuertas que dan nombre a la zona |
Se trata de una bodega familiar fundada por los Durigutti, originarios de Rivadavia, en el este de Mendoza. La madre de Héctor y Pablo, Victoria, era cosechadora de uva y ellos la acompañaban durante la vendimia. Luego decidieron estudiar enología y comenzaron a trabajar en distintas bodegas, haciendo varias cosechas.
En 2002 hicieron la primera producción de 50 mil botellas y con ese dinero empezaron a juntar para comprar su propia finca, lo cual lograron en 2007, adquiriendo las primeras cinco hectáreas con Malbec plantado en 1914. Ahora tienen 45 hectáreas, pero solo 23 están plantadas, en las cuales se han experimentado con otros tipos de uvas, saliendo del tradicional Malbec, como Cordisco, Nero d’Avola, Pinot Noir, Petit Verdot, Bonarda, Marselán, Marsanne, Semillón, Cabernet Franc y Cabernet Sauvignon.
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La uva es orgánica certificada y recientemente han plantado en las laderas que rodean la finca, dejando corredores biológicos. Con uva de Las Compuertas elaboran el 20% de su producción, incluyendo los vinos Inframundo, Natural, Proyecto Las Compuertas y Victoria, elaborando cerca de un millón de litros al año, con unas 18 etiquetas. También elaboran vinos orgánicos, veganos y vinos naturales sin sulfitos agregados. El área de turismo abrió a fines de 2020, y el restaurante y las casas de alojamiento en 2022.
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En la cata probamos:
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Proyecto Las Compuertas Blanco de Finca 2024. 90% Marsanne, 10% Semillón, con 12 meses en huevo de concreto. Un vino de boca.
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Proyecto Las Compuertas Cordisco 2024, que queda tres meses en huevos, con notas a pimienta y clavo de olor.
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Inframundo Natural Blend 2023. 60% Petit Verdot, Malbec, Cabernet Franc y Cabernet Sauvignon. 6 meses en ánfora española.
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Proyecto Las Compuertas Cabernet Franc 2023, con 8 meses en huevos de concreto.
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Proyecto Las Compuertas Malbec 2014, con 6 meses de barrica más seis meses de huevo de concreto.
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Restaurante Cinco Suelos – Cocina de finca
Al mediodía el clima seguía siendo amable, soleado, pero con una leve brisa que acariciaba la piel. Luego de una amable charla con Héctor Durigutti (que reseñamos en otra nota), nos acercamos al restaurante, donde nos recibió la chef ejecutiva del restaurante Patricia Courtois (reconocida como embajadora Marca País Argentina, de quien ya habíamos probado su gastronomía en la Bodega Colomé).
La encontramos trabajando en la hermosa huerta pegada al restaurante, que provee de insumos al mismo, limpiando plantas y reacomodando cosas, lo que muestra su nivel de detalle e involucramiento.
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Nos contó acerca de la raigambre local que oficia de concepto de este restaurante multipremiado, del cual todos los empleados —tanto de la bodega como del restaurante— son de la zona. Ofrecen comida de finca, casera, al estilo “confort food”, con distintos menús.
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El menú más completo se llama “Historia” y es cosa seria, porque habla de cómo se ha venido haciendo el vino a través de las décadas, todo ello descripto en 14 pasos. Recorre desde la antigüedad, su llegada a Argentina, la inmigración europea y la influencia de cada época en la gastronomía y la vitivinicultura, junto al camino de Durigutti Family Winemakers en sus primeros 20 años.
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Es ofrecido a un máximo de 10 personas por día, ya que se cuidan todos los detalles, como el de mostrar la evolución con una vajilla distinta para cada década. “No es fine dining, pero están muy pensados los acuerdos con los vinos”, dice Patricia, poniendo como ejemplo el paso de la sopa de pollo con pan y mortadela, que va con uno de los blancos más baratos de la bodega. “Sé que nos falta a lo que yo quiero llegar”, expresó, con humildad. Sin embargo, todo se ve excelente; a tal punto, que han ganado menciones de la Guía Michelín en 2024 y 2025.
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Antes de entrar al restaurante, donde íbamos a experimentar lo que resultó una especie de combinación de los otros dos menús, llamados Cinco Suelos y Albedrío, nos sirvieron una copa de Tinto del Pueblo directo desde el grifo de una pequeña barrica, un vino elaborado con uvas propias más las de algunos pequeños productores de Las Compuertas que no tienen bodega.
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El corazón del menú se basa en la cocina del horno de barro, y parados alrededor de la barra que lo rodea, empezamos a degustar unas pequeñas empanadas, con mucha cebolla y mucha carne. En el lugar también se venden productos de despensa elaborados por la familia Mendoza, el mayor productor de ajos, nos cuenta Patricia Courtois.
Luego pasamos al salón, que ofrece hermosas vistas de la cordillera, y fuimos alternando los distintos pasos con varios de los vinos de la bodega, asistidos por la Head sommelier Carolina Caprio.
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Así, disfrutamos un pastel frito de carne con un Mesmero Naranjo de Semillón, de la línea que Courtois patrocina, en la cual los blancos son elaborados en recipientes de terracota, bajo velo.
Los famosos ajos fermentados en miel, más paté de conejo y pollo, con pickles y pan de brioche, fueron acompañados por los vermuts Rosa y Bianco de Pedro Jiménez. Y probamos Proyecto Las Compuertas Cordisco (Montepulciano d’Abruzzo) y el blanco Raíces del Miño Treixadura DO Ribeiro, línea española de Galicia.
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Seguimos con una deliciosa sopa de ajo, con papa y zanahoria, sopaipilla con tapenade y muestras de aceites caseros de Arauco, Arbequina y Frantoio, más una focaccia con pan de masa madre y chicharrón.
Las empanadas de carne cortada a cuchillo, suflé de queso y acelga se lucieron, así como el contraste entre Mesmero Chardonnay elaborado en vasijas de terracota bajo velo, que maridó a la perfección con la molleja sobre emulsión de lentejas y fetas de membrillo.
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De la línea Mesmero también probamos el Cabernet Franc junto al cordero con papines andinos y croute de hierbas y el Mesmero Floralis Moscatel bajo velo. Cerramos el inolvidable almuerzo brindando con Proyecto Las Compuertas Charbono (Bonarda).
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Así que tomamos impulso y, acompañados por el ingeniero agrónomo Franco Chambard (que maneja los viñedos junto a Francisco Martínez, que se encarga del paisajismo), nos dirigimos hacia los cerros cercanos.
La verdad es que valió la pena, porque no solo son plantaciones atípicas, en forma de terrazas, sobre suelos vírgenes donde no intervino la mano del hombre, que coexisten junto con corredores biológicos, sino también porque desde allí se disfrutan las mejores vistas de la finca en su conjunto y de todo Las Compuertas.
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Subimos la pendiente pasando junto a plantas de Verdicchio, Marselán, Criolla Chica y Riesling plantados en las laderas, que reciben sombra a la tarde; y luego avanzamos hacia las otras terrazas donde hay Malbec, Syrah, Garnacha y Cabernet Franc.
Siguen plantando, dejando la vegetación nativa que contiene jarilla, cactus, atamisque, retamas, tomillo silvestre, burro, coirones, manzanilla y otras hierbas. Los suelos del tipo fluvial–aluvional van variando: en el bajo es aluvional calcáreo y predomina el yeso en las terrazas, provenientes de antiguas explosiones volcánicas. Las piedras -que abundan en la superficie- influyen en que las plantas broten 15 a 20 días antes.
He visitado muchísimas bodegas en Argentina y particularmente en Mendoza, y me animo a afirmar que Durigutti Family Winemakers se encuentra entre las que ofrecen una experiencia más completa, a la vez muy basada en las costumbres locales. Una experiencia genuina, fruto del esfuerzo y la pasión de dos mendocinos de ley. La recomiendo.
Notas del "El Ángel del Vino" sobre destino Las Compuertas, Mendoza:
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